Primera sanación

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El extraño sonido que produce la campana de la iglesia era algo que aún despertaba en él ciertos recuerdos que consideraba distantes, veía a las abuelas arrastras a sus nietos del brazo, también veía a mujeres con el cabello cubierto por delgados velos y uno que otro hombre que se quitaba el sombrero antes de entrar.

Severus Snape no era un hombre devoto, ni siquiera tenía una religión por profesar, Tobias le había dicho que solo los débiles creían en un Dios, solo los que no tenían el valor para tomar su propia vida entre sus manos buscaban una fuerza superior para culparla o para pedir clemencia por la mala fortuna que les había tocado. A pesar de eso una vez entró en la pequeña parroquia de la hilandera, fue en una tarde en que no deseaba volver a casa, había entrado por primera vez allí y se encontró con grandes vitrales que representan diferentes escenas, uno era de Miguel alzando victorioso sobre lucifer, en otro se veía a Jesús con la cruz a cuestas pero sin duda la última de ellas era la que más lo había conmovido.

Era la Virgen Maria, cubierta totalmente y dejando entrever antes un poco de su cabello, en su cabeza había una corona de estrellas y sus pequeños pies se veían debajo del velo, sus ojos eran expresivos, aunque el cristal no permitía reflejar mucho de ello, la luz recae sobre ella como dotándola de vitalidad y a Severus le pareció que podía caer a sus pies y sostener su velo sacro. El sacerdote de aquella iglesia lo había visto cuando entró y se aproximó a él, Severus creyó que lo echaría, tan sucio como estaba en comparación a las túnicas blancas y verdad del sacerdote, pero el hombre simplemente le preguntó cómo estaba y se mostró bastante amable con él, lo invitó a venir otros domingos a la misa. Así lo hizo Severus, en parte por curiosidad y también porque así tenía un lugar para esconderse.

Más allá de su infancia Severus no había acudido a la iglesia, el ritmo de su asistencia disminuyó cuando entro a Hogwarts y se hizo nulo después de graduarse, regresó solo una vez, cuando se encontraba abatido por la muerte de Lily y allí de nuevo se encontró con la imagen de Maria, atrás había quedado la imagen que recordaba de su niñez, la mujer lo veía ahora con desprecio ¿Y era de esperar? ¿Era extraño que la madre del salvador de la humanidad lo viera de ese modo cuando él causó la muerte de otra madre? Recordaba las lágrimas caer por sus mejillas y también la opresión que seguía al sentimiento de no poder respirar.

Allí en la oscuridad ante la imagen de vidrio se sentía pequeño, aún más que como se había sentido con Dumbledore, Me das asco, escuchaba ahora en un tono de voz que le recordaba a su madre y cuando la penumbra aumento, cuando las asfixiantes garras del arrepentimiento se apretaron en su cuello escucho el sonido de una puerta, y allí en la oscuridad un pequeño rastro de luz cálida se veía, la luz flotaba y se acercaba a él y cuando la luz se movió hasta las ventanas logro ver que esta no flotaba, era una vela sostenida por el sacerdote. El hombre ya era viejo y parecía esforzarse por distinguirlo.

—¿Severus?—Preguntó con voz raspada— Hijo... ¿Qué haces allí?

Severus se sorprendió por la pregunta, esperaba que le preguntara cómo había entrado a la iglesia cuando esta estaba cerrada.

—Me costó un poco identificarte, te pareces mucho a tu madre...

Aun en silencio Severus no pudo levantarse, se sentía igual que esa noche en la colina, inclinado ante un hombre mayor aguardo por cualquier cosa, por piedad para no morir.

El sacerdote aguardo hasta que finalmente él pudo hablar, y aunque no había podido decirle lo que lo afligía si logró dar a entender lo que pasaba y ahí en la oscuridad encontró un pequeño impulso para continuar, una forma de purgar sus pecados. El hombre le había dicho que si sus actos habían llevado a la muerte entonces su forma de enmendarlo sería protegiendo la vida, desde entonces se dedicó a preparar pociones curativas para los miembros de la comunidad, aunque siempre de forma anónima y nunca revelando al sacerdote como lograba curarlos.

Cuando mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora