Una habitación para dos

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Sirius jamás creyó que regresaría a Hogwarts, estaba seguro que pocas personas pensaban en regresar a lugares que habían dejado en el pasado pero el ver el castillo un sentimiento afloro en él, recuerdos de momentos que eran una luz dentro del desastre que estaba ahora en su mente, al pasar por los pasillos recordó las risas, las caminatas apresuradas junto a James y todas las demás experiencias que había vivido allí, se preguntaba si podría alguna vez caminar allí sin estar oculto bajo una transformación o con un título de asesino, pero por ahora debía enfocarse en atrapar al verdadero traidor.

Snape caminaba junto a él de una manera en que jamás lo había visto, estaba erguido y parecía tener completamente el control de sus movimientos, se veía incluso más seguro que en aquella casa donde se estaban quedando. Durante un tiempo habían caminado junto a la profesora Sprout pues la sala común de Hufflepuff y la de Slytherin estaban en el mismo nivel, la casa de los tejones estaba en la cocina y la de slytherin oculta tras una pared. Al Gryffindor jamás le había importado saber nada sobre la casa de las serpientes pero ahora no podía evitar aquel pequeño bichito de curiosidad.

— Espero no tener que decirte que debes comportarte, quizás no comprendas lo que son las responsabilidades pero yo tengo bastantes así que procura no ser una más en la lista.

Ante el muro de piedra que se mostraba ante ellos comenzó a formarse un arco y una puerta y parecía que la entrada aun no estaba resguardada por ninguna contraseña, la sala común era como Sirius lo había esperado, con una elegancia frívola y oscura aumentada por la luz verdosa que se filtraba a través del lago, si podía conceder algo a favor de ese lugar era lo increíble que se veía el lago a través de los cristales. cruzaron a través del salón y llegaron juntos a otra habitación donde después de que Snape cerrara la puerta el se transformó de nuevo.

—No te preocupes Snape, ni siquiera tendrás que pensar en mi, en cuento los niños entren por esa puerta yo me haré cargo de Peter— A pesar de la determinación en su mirada no parecía que Snape la compartiera o quizás esa mirada desdeñosa era la única que parecía poder dirigirle— ¿Qué? ¿Acaso tienes algún problema con eso?

—¿Cúal es exactamente tu plan? Acaso pensaba saltar sobre el chico Weasley, ¿Qué harías después? Salir corriendo con la rata en la boca.

—Oh, disculpa si quiero terminar con esto lo antes posible, estar doce años en Azkaban no ha hecho que mi cabeza se enfríe sobre Peter.

—Sobre Pettigrew y cualquier otro tema, no creas que he olvidado la forma en que nos abordaste esa noche. Escucha y haz un esfuerzo por comprenderlo, Pettigrew sabe que estás detrás de él, tal vez se sienta seguro en Hogwarts pero si llega a verte aun en esa forma de perro andrajoso huirá y él tiene más posibilidades de escapar que tu de atraparlo.

—Dejar todo en tus manos no me da seguridad, aun no respondes por qué te interesa tanto capturarlo ¿Qué obtienes tú de todo esto?

La mirada de Sirius era analitica, siempre había podido identificar con rapidez la personalidad de las personas, una mirada bastaba para conocer cómo eran en realidad, aunque simular ante otros al final terminaban mostrando el rostro que Sirius había descubierto. Y Snape no era una excepción, desde esa primera vez que se habían visto en el tren noto su personalidad desagradable y actitud déspota y aun de adulto parecía mantener esos rasgos que tan bien recordaba. Por eso le costaba sacar una conclusión de lo que Snape pretendía al ayudarlo, era evidente que aún odiaba a James y a él, pero Peter jamá había sido una parte activa dentro de sus disputas con el Slytherin, en ocasiones aprovechaba para atacar cuando el otro ya se encontraba en dificultades o cuando durante un tiempo había creído que podía luchar contra Snape como un igual, pero los enfrentamientos directos jamás habían sido el fuerte de Peter.

Cuando mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora