Quizás

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Harry se preguntaba qué otra cosa podría suceder antes de que iniciara el periodo escolar, si esas estaban siendo sus vacaciones no imaginaba lo que sería el resto del año, se suponía que todo comenzaba a ir mal después del 31 de octubre. Hasta ahora Harry se había convertido en el huésped forzado de Snape, adquirió una nueva mascota que en realidad resultó ser el supuesto asesino del que lo estaban cuidado, también había descubierto que la rata de los Weasley era en realidad el hombre responsable de la muerte de sus padres y ahora estaba esperando que Snape no se hubiera envenenado con lo que sea que estuviera preparando en su laboratorio.

Sirius lo había llevado a la cocina, que era el lugar de la casa en la que más entraba el aire, lo dejó apoyado en dos sillas y había retomado su forma animal, asegurando que Snape no sería tan comprensivo como Harry lo fue.

—Llamará a los aurores en cuanto me vea, no escuchara ni una sola de mis palabras—Sirius había sido corto en sus explicación pero eso no impedía que Harry entendiera su punto, él sabía lo terco que era el hombre en especial si frente de si tenía a alguien que odiaba.

Harry abrió la ventana, esperando que el aire fresco lograra recomponer a Snape, aunque el aire que circulaba por las calles no parecía ser totalmente limpio, era denso y parecía que arrastraba mucho polvo. El chico miró por la ventana y se preguntó por qué Snape vivía allí, no estaba seguro de cuánto ganaba como maestro pero Harry suponía que debía alcanzar para un pequeño departamento; aunque quizás Snape era un tacaño y no quería invertir en un lugar en el que estaría poco tiempo, o tal vez se gastaba todo en llenar frascos con más criaturas viscosas. A pesar de ello no podía apartar de él la sensación que le generaba ver todas esas calles, era como estar de nuevo bajo la alacena, siendo alguien que estaba de lado, apilado como un objeto que solo se ve de corrido. ¿No tenía amigos? , incluso sus tíos recibían visitas, se ponían sus mejores ropas mientras él se quedaba encerrado y fingiendo que no existía.

El sonido de una fuerte tos logro que apartara la mirada de la calle, Snape comenzaba a recomponerse, llevando su mano de largos dedos a su pecho, él hombre parecía desubicado y cuando sus ojos negros se cruzaron con los suyos incluso parecía sorprendido de verlo como si por un breve segundo hubiera olvidado que él estaba ahí.

—Potter— Lo llamó con su voz fría y sedosa aunque mucho más grave de lo normal debido a la posible sequedad de su garganta.

—Tuvo un accidente— Se adelantó a lo que suponía estaba pensando el hombre— Escuche un estruendo y cuando fui a verlo a su laboratorio estaba en el suelo...

El rostro cetrino del hombre había palidecido, sus delgados labios se curvaron en una mueca de desagrado pero sus ojos que para Harry siempre había parecido como pozos profundos y vacíos parecían ahora llenos de sorpresa.

—¿Y me sacó usted solo de ahí?—La pregunta fue entonada de tal forma que a Harry le parecía que Snape lo estaba probando, como si le dijera "miénteme, si crees que puedes engañarme" No era la primera vez que le ocurría algo así, era común en sus intercambios con el hombre que Harry tuviera la ligera sensación de que Snape ya sabía la verdad. Aun así él prefiere aferrarse a la idea de que todo era un juego mental

—Huesos me ayudó— Sirius que estaba a su lado ladro un poco, y Harry supuso que se estaba quejando— Entró corriendo cuando abrí la puerta, supongo que sabe que fue usted el que lo salvó.

Los ojos negros del hombre bajaron rápidamente hasta encontrarse con el perro que prefirió mantener su mirada en Harry.

—Señor ¿Qué es lo que está preparando? ¿Es algo para las clases de este año?

En respuesta a su pregunta, Snape sonrió ligeramente, fue una pequeña risa que no parecía maliciosa más bien simpática y algo asombrada— ¿Acaso quieres volar en mil pedazos por culpa de Longbottom?

Cuando mires atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora