Capítulo 18

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Me desperté con la mirada fija en el anodino techo blanco de la enfermería.
Sobre mí se derramaba una luz, filtrada a fin de no resultar dañina para los pacientes moroi. Me sentía extraño y desorientado, pero no dolorido.

-Jimin.

La voz causaba un efecto similar al de la seda sobre la piel. Era amable y profunda. Me encontré con los ojos negros de Jungkook cuando ladeé la cabeza. Estaba sentado en una silla al Iado de la cama donde descansaba.

Su largo pelo castaño le llegaba casi a los hombros.
-Hola -contesté con una voz similar al croar de una rana.

-¿Cómo te sientes?
-Tengo el cuerpo raro. Estoy un poco aturdido

-La doctora Olendzki te ha suministrado un analgésico para el dolor. No tenías buen aspecto cuando te trajimos.

-No me acuerdo de eso... ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?

-Unas pocas horas.

-Parecía resistente, tenía pinta de no ceder -empecé a recordar algunos detalles, como el banco y mi tobillo atrapado en la madera. No logré acordarme de muchos más detalles. Sentía calor y luego frío, y luego de nuevo calor. Con cierta indecisión probé a mover los dedos del pie sano.

-No me duele nada.
Él negó con la cabeza.

-No, porque no estás herido de gravedad.
Recordé en ese momento el crujido de mi tobillo.

-¿Estás seguro de eso...?
Recuerdo cómo se me dobló el pie. Debería habérmelo roto -me las arreglé para incorporarme y así poder verme el tobillo. -O al menos tener una buena torcedura.
Se incorporó para frenarme.

-Ve con cuidado. Tal vez tengas bien el tobillo, pero tú todavía estás
desorientado.
Cambié de posición en la cama con sumo cuidado y me senté junto al
borde. Tenía enrollado el dobladillo de los jeans. El tobillo parecía
enrojecido, pero no se veían moratones ni marcas serias.
-Bueno, tuve suerte. Me habría perdido unas cuantas prácticas de haberme hecho daño.

Jungkook volvió a la silla sin dejar de sonreír.
-Lo sé. No dejabas de decírmelo mientras te traía hasta aquí. Parecías muy perturbado.

-Tú... ¿me trajiste hasta aquí?

-Una vez que rompimos el banco y te liberamos el pie.
¡Vaya! Había dejado pasar la oportunidad. El único sueño mejor que Jungkook llevándome en brazos era Jungkook llevándome en brazos sin camisa.

Luego se impuso la realidad de mi situación. -He sido derrotado por un banco -gemí.

-¿Qué?

-He sobrevivido a todo un día como escolta de Tae y ustedes dijeron que había hecho un buen trabajo. Luego, vuelvo aquí y me encuentro con la horma de mi zapato en forma de banco -puaj. -¿Te haces idea de lo embarazoso que resulta? Y lo vio toda esa gente.

-No fue culpa tuya -repuso. -El banco estaba podrido, nadie lo
sabía. Parecía en buen estado, al menos a simple vista.

-Aun así. No debí apartarme de la vereda, como una persona normal. Voy a ser el asmerreir de los demás novicios cuando regrese.
Una sonrisa le curvó los labios.

-Tal vez los regalos te levanten el ánimo. Erguí la espalda.

-¿Regalos?
El gesto risueño desapareció cuando me entregó una cajita con una nota de papel.

-Es del príncipe Victor.

Leí el mensaje todavía embargada por la sorpresa de recibir un obsequio del príncipe.
Eran unas pocas líneas garabateadas a toda prisa con una pluma.

Academia de Vampiros (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora