Capítulo 22

8 0 0
                                    

—¿Curarte?

« ¿Curarle?», repetí para mis adentros, haciéndome eco de la réplica de Tae.

—Tú eres la única forma -repuso él con paciencia. —No hay otra cura para esta enfermedad mía. Te he observado durante años a fin de asegurarme de que estaba en lo cierto. Tae sacudió la cabeza.

–No... no puedo, no puedo hacer algo así.

—Tienes unos poderes de sanación increíbles. Nadie se ha hecho una idea exacta de hasta qué punto son fuertes.

—No sé de qué me hablas...

—Vamos, Taehyung. Estoy al corriente de lo del cuervo, pues Sana te vio hacerlo, y no te ha perdido la pista desde entonces, y sé cómo curaste a Jimin.

Tae comprendió la inutilidad de negarlo.
—Eso fue... distinto. Jimin no estaba tan mal, pero tú... No soy capaz de vencer una enfermedad genética como el síndrome de Sandovsky.

—¿Que Jimin no estaba tan mal? —se echó a reír. —No me refiero a la curación de su tobillo, aunque fue impresionante, sino al accidente de coche. En realidad, tienes razón, ¿sabes? Jimin no estaba "tan mal".
Él murió.

Dejó que las palabras causaran su efecto.
—Eso no... Jimin vivió —se las arregló para decir al final.

—No, bueno, sí, sí vivió, pero he estudiado todos los informes: no había modo alguno de que hubiera sobrevivido, no con semejantes heridas. Tú lo curaste y lo trajiste de vuelta —suspiró de nuevo en un gesto que denotaba en parte cansancio y en parte sabiduría.

—Venía sospechándolo hacía mucho tiempo e intenté que lo repitieras para verificar hasta qué punto eras capaz de controlar ese proceso.
Tae jadeó al comprender el significado de esas palabras. —Tú estabas detrás de lo de los animales.

—Con ayuda de Sana.

—¿Por qué hicieron algo así? ¿Cómo fueron capaces?

—Debía saberlo. Sólo me quedan unas pocas semanas de vida y si
de verdad puedes resucitar a los muertos, entonces puedes curar el
síndrome de Sandovsky. Antes de raptarte necesitaba saber si eras capaz de curar a voluntad o si lo hacías únicamente en arrebatos de pánico.

—Pero ¿por qué raptarme? —una chispa de rabia prendió en el interior de Tae. Eres mi tío, un pariente muy cercano. Si piensas que puedo hacerlo y quieres que lo haga, ¿por qué no me lo has pedido? —la alteración de la voz
y el torbellino interior de mi amigo revelaban que él no estaba
completamente segura de ser capaz de curarle. —¿Por qué me has
secuestrado?

—Porque no es un asunto de una sola vez. Me ha llevado mucho tiempo averiguar qué eres y para eso he debido repasar viejas historias y conseguir papiros custodiados en museos moroi. Cuando leí los textos sobre
el empleo del espíritu...

—¿El empleo de qué...?

—El espíritu, ése es tu elemento.

—Todavía no me he especializado en ningún elemento. Estás loco.

—¿De dónde crees que vienen esos poderes tuyos? El espíritu es otro
elemento, uno que sólo conservan unos pocos.
La mente de Tae no dejaba de darle vueltas a lo de su secuestro y a la
posible verdad de mi resurrección.

—Eso no tiene ni pies ni cabeza, aun cuando no sea nada común, ¡habría
oído hablar de ese otro elemento! O de alguien que lo poseyera.

—Ya nadie sabe nada del espíritu. Ha sido olvidado y cuando alguien se decanta por él, los demás no le entienden y llegan a la conclusión de que esa persona no se ha especializado en ningún elemento.

Academia de Vampiros (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora