Capítulo 17

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Tae me encontró junto a la cafetería pocos días después. Traía una noticia de lo más sorprendente.
—Sana se va de compras a Missoula con el tío Victor este fin de semana.
Es por el baile. Dicen que puedo acompañarlos.
No le contesté y él me miró, sorprendido por mi silencio.

—¿No es genial?
—Para ti, supongo que sí, pero yo no veo centros comerciales ni compras en mi futuro.
Sonrió con entusiasmo.

—Victor le dijo a Sana que podía llevar a otras dos personas además de mí. Le convencí para que os eligiera a ti y a Irene.
Alcé las manos.

—Bueno, pues gracias, pero no puedo ni ir a la biblioteca después de clase.
Nadie va a darme permiso para ir a la ciudad.

—El tío Victor se cree capaz de convencer a la directora Kirova de que te deje ir y Jungkook también va a intentarlo.

—¿Jungkook?

—Sí, debe acompañarme si dejo el campus —Tae sonrió todavía más, tomando mi interés en Jungkook como si fuera por los grandes almacenes.
—Al final, han
estimado mi estado de cuentas y me han devuelto mi paga, de modo que vamos a poder comprar alguna que otra cosa aparte de los trajes y además sabes que si van a dejarte ir al centro comercial es que te permitirán asistir al baile.

—¿Ahora debemos asistir a bailes? —Pregunté, eso suponía una novedad.
¿Íbamos a tener que asistir a actos sociales promovidos por la dirección? Ni en broma.

—Por supuesto que no, pero tú sabes que va a haber un sinnúmero de fiestas clandestinas. Asistiremos al comienzo del baile y nos escaparemos después suspiró con júbilo. —A Mia se la comen los celos.
Él continuó con la lista de tiendas que íbamos a visitar y la ropa que íbamos a adquirir. Me entusiasmaba la idea de comprar trapitos, lo admito, pero
albergaba serias dudas de que fueran a concederme ese permiso.

—Ah, por cierto, Camille me ha prestado unos accesorios divinos, tienes que verlos —dijo con vehemencia. — Van a juego y son de perlas como a mi me gusta.

Mi amigo abrió la mochila y empezó a sacar cosas. De pronto, profirió un grito y la dejó caer. Sobre el suelo se desparramaron libros, zapatos y una paloma
muerta.
Era una de esas tórtolas de plumaje marrón habitualmente visibles sobre los cables de la luz situados junto a la autovía y debajo de los árboles del campus.
El pájaro estaba cubierto por tanta sangre que resultaba difícil determinar dónde había recibido la herida mortal. ¿Quién podía imaginar que algo tan pequeño tuviera tanta sangre? No obstante, el ave estaba muerta, sin duda
alguna.

Tae se llevó la mano a la boca y miró fijamente al animal sin articular palabra y con los ojos abiertos de forma desmesurada.

—Hijos de puta —maldije. No vacilé ni un instante: agarré un palo y aparté el cuerpecillo emplumado del ave. En cuanto la hube retirado, comencé a empaquetar en la mochila todas las propiedades esparcidas mientras
procuraba no pensar en los gérmenes de las plumas del ave.

—¿Por qué diablos seguir con es...? ¡Tae!
Había hincado una rodilla en el suelo y alargaba la mano hacia el cuerpecillo sin vida. Me abalancé sobre él y lo agarré para apartarlo de allí. Dudo que fuera consciente de lo que estaba a punto de hacer. El instinto tan fuerte que reaccionaba por iniciativa propia.

—Tae —lo insté mientras le sujetaba la mano entre las mías. Taehyung seguía inclinándose hacia el pájaro muerto. —No, no lo hagas.

—Puedo salvarla.

—No, no puedes. Me lo prometiste, ¿te acuerdas? Algunas criaturas deben seguir muertas, y ésta es una de ellas. Déjala ir —todavía notaba una turbulencia en su interior, por lo que supliqué: —Por favor, lo
prometiste, nada de nuevas resurrecciones, dijiste que no lo harías. Me lo prometiste.
Al cabo de unos instantes noté cómo su mano se relajaba y su cuerpo se desplomaba sobre el mío.

Academia de Vampiros (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora