Sirius Black I

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Mañana del ocho de septiembre de 1993
Número 12 de Grimmauld place.

Sirius Black miraba dos periódicos con fechas y noticias muy diferentes que había dejado sobre la destartalada mesa de la cocina mientras desayunaba una nada sabrosa y muy sobrecosida avena cortesía de Kreacher, el elfo doméstico de sus padres. Tristemente  era lo más decente que había comido en una década.

Alternado entre su comida y los papeles frente a el, releyó varias veces cada artículo. El primero era el que lo había motivado a escapar de Azkaban (benditos sean los hechizos para mantener el papel seco que le ponían en la imprenta o no hubiera podido conservar la copia) ¿Así que el pequeño y escurridizo Peter se estaba escondiendo en una familia mágica, eh? ¿A caso el idiota cobarde pensó que el nunca lo sabría? Sirius estaba ansioso cometer el crímen por el que lo encerraron, y ahora sabía dónde estaba esa rata miserable era más fácil planear, pero también estaba consciente de que en ese momento no era lo más relevante, no. Y por eso su atención se centraba en el segundo periódico, una noticia escrita por Rita Skeeter y publicado hacia dos semanas en la que decía que su cachorro había desaparecido.

Cuando se enteró de ambas cosas decidió regresar a Grimmauld place, (eso y una dolorosa herida que lo dejó fuera de combate las últimas dos semanas, cortesía de un vendedor que atacó a Canuto) esa era la antigua casa de sus padres. No fue una desición sencilla, la última vez que puso un pie en se horrible edificio fue la noche en la que se marchó cuando tenía dieciséis y su verdadera familia le dió un lugar al cual llamar hogar, pero necesitaba un sitio seguro para llevar a termino sus planes. No podía simplemente no hacer nada, otra vez le estaría fallado a James y a Lily. No podía creer que el bebé por quien sus amigos habían dado la vida estaba desapareció ¿Cómo era posible? Además ¿Por qué demonios Dumbledore terminó con la custodia de Harry? Y aún más importante ¿Por qué estaba con una familia muggle?. Recordando un poco, intuía quienes eran esos muggles y no le hacía mucha gracia, debía ser la hermana mayor de Lily, Petunia y un tipo llamado Barton, o algo asi,
(a menos que Petunia se hubiera conseguido otro orco más feo cómo novio, claro, pero dudaba que encontrara algo peor en toda la Commonwealth) y soso como ella, al que James alguna vez había hechizado por insultar a Lilyflor.

Una vez terminado su espartano desayuno Sirus se quedó pensando un momento en que debía hacer a continuación. Lo primero era definitivamente un cambio de imagen, así que que se dirigió a su antigua habitación a tomar un baño y afeitarse. Hacia años que no tocaba agua caliente, pero no era un pensamiento particularmente reconfortante cuando se preguntaba cómo estaría Harry.

Otra persona que también había ocupado sus pensamientos todo ese tiempo fue Remus, su otro mejor amigo. En realidad Sirius entendía porque en los últimos doce años Monny jamás había ido a verlo a Azkaban, de verdad lo hacía (si las cosas hubieran sido al revés, el tampoco lo habría hecho) pero eso no quitaba que doliera. No porque estuviese resentido, simplemente era la enorme vergüenza y autoreproche que sentía. Quizás el no traicionó a James, pero su idiotez al sugerir que cambiarán de guardián había matado a sus amigos. Remus lo odiaba, pero por las razones equivocadas, el jamás sería un mortifago.

Recordando todo eso eso comenzó a llorar una vez más hasta caer de rodillas a medias escaleras, extrañaba tanto a Jaime que sabía que el dolor jamás desaparecería, pero en ese momento se obligó a si mismo a levantarse y a limpiar sus lágrimas. No era tiempo de ser débil, no tenía ese derecho, debía encontrar a Harry para ponerlo a salvo primero, y no podía hacerlo siendo un prófugo de la justicia.

Y si para eso tendría que sacar su lado más astuto, pues bienvenido sea el maldito Salazar Slytherin entonces.

****

Después de su ducha, Sirus reunió todo el valor que le quedaba y se plantó frente al espejo. Daba miedo, lo sabía así que evitando mirarse más de lo necesario se afeitó, al final no lucía como el pavo real esposo de su prima Narcisa, pero si mejor que antes, asi que con un poco más de su escaso entusiasmo (y después de varios hechizos de limpieza) se tumbó en la silla del escritorio de su cuarto viendo los carteles y afiches que había pegado en su juventud y que sus padres con todo gusto habrían quemado de poder, pero Sirus no era un merodeador por nada; se aseguró de que ni Merlín mismo pudiera quitarlos.

—Kreacher—. Llamó al elfo doméstico. Se odiaban mutuamente, pero aún si no quería la criatura le debía obediencia.

Con un Pop el elfo malhumorado apareció junto a el y le hizo una reverencia bastante falsa y sarcástica.

—¿Que puede hacer Kreacher por el amo traidor a la sangre y deshonra de la familia Black?—. Preguntó el elfo doméstico con desagrado.

Sirius suspiró, resistiéndose a girar los ojos.

—Saca dinero de la bóveda, consigue comida fresca y una lechuza—. Ordenó, pensando en que era incapaz de comer avena otra vez. —No le digas a nadie quien te envía ni a qué familia perteneces ¿Entendido?.

—Si, amo—. Gruñó Kreacher y con otro Pop, desapareció.

Sirus suspiró al ver al elfo desaparecer. Luego puso manos a la obra.

Su plan original fue ir el mísmo a Hogwarts y con ayuda de ese feo pero amigable gato que conoció en el callejón Diagón, sacarle personalmente la mierda a golpes a ese asqueroso traídor y llevarle su cabeza a los aurores, (y a Remus) luego reclamarles de la manera más escandalosa posible la custodia de Harry, pero ahora tendría que hacer las cosas más rápido y para eso necesitaba dos cosas:

1: recuperar a Remus. Necesitaba a su amigo de vuelta.

2: Papel pluma y tinta, había una carta que escribir.

Buscó entre las viejas cosas lo necesario para escribir un par de cartas y dentro del cajón, junto a un paquetes de plumas encontró un pequeño oso amarillo con sombrero y… algo en la mano que no recordaba como se llamaba. Si su memoria no le fallaba el peluche se lo había regalado Lily después de que ella invitara a los Merodeadores a comer pizza en el mundo muggle, en un lugar raro pero divertido con muñecos que se movían y cantaban solos y sin magia, anima… algo, los habia llamado ella.

Dejó el oso sobre el escritorio, prometiendose prometió a su mismo que llevaría a Harry y a Remus a ese restaurante, además probablemente a Harry le gustaría tener algo que perteneció á su madre.


Lo siento por la tardanza TnT

En mi defensa, hice dos exámenes para la universidad, recen porque me quede

Almas CorruptasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora