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La sangre viajó directamente a mi cara cuando se suponía que ya lo tenía bajo control, fue un descuido meramente vergonzoso que puso en tela de juicio mi ética e inteligencia (Inteligencia nula, es lo que ellos decían con carcajadas que me laceraban los malditos oídos), me limpié con el dorso de la mano esparciendo un líquido viscoso que me terminó de dejar en ridículo, eso sin mencionar el olor a putrefacción que gobernaba el ambiente detestable.
— Ya, ya, mucha risa — suspiré de la peor manera y ellos sólo sonrieron —. Debería renunciar a esto, es asqueroso.
— No, no renuncies, en los tríos siempre deben estar las personas guapas e inteligentes, y las tontas — Gojo me mostró sus dientes blancos, estaba segura de lo que iba decir a continuación.
— Y Gojo es el tonto — fue un rescate que no pedí, pero llegó. Getou tenía sus manos metidas en sus pantalones holgados, riéndose de su propia broma... Misma que no tardó en contagiarme.
— Concuerdo — las facciones de nuestro amigo se retorcieron expresando su descontento, pero su drama no duraría más de diez segundos.
— ¿Por qué te distrajiste, Azumi? — íbamos de regreso con un pesar físico increíble, desafortunadamente me ha tocado sacrificar el doble de todo... Tengo lo necesario para ser extremadamente buena.
El problema es qué me distraigo fácilmente o mis ideas no se consolidan rápido.
— Estaba cansada, no sé — miré por la ventanilla dando el tema por concluido, no quería hablar de aquella falla de la cual sinceramente no tenía excusa alguna.
— Debes estar centrada, pudieron matarte — la voz penetrante de Getou me hizo sentir pequeña, me estaba regañando.
— Lo siento, no se repetirá.
— Claro que no, a la próxima te dejamos ahí sola — me costó trabajo entender el humor y comportamiento de Gojo, era sólo discriminar algunos comentarios inhumanos que no me gustaban. Cómo este.
Fue en segundo año cuando realmente me percaté de que las cosas que habían cambiado, tuve que ser demasiado observadora para poder concluir lo siguiente: Gojo Saturou me cuidaba y quería como si fuese su hermana pequeña y Getou me gustaba de pies a cabeza.
Supongo que las hormonas no ayudaban, pues me volvía loca con muy poco. Todo ello me encaminó a mirarlo (Siempre con mucha discreción, pues iba ser un infierno si Gojo se daba cuenta). Su voz, olor, comentarios, cabello y demás fueron mi premio mayor en ese entonces.
