Capitulo III: Más y más mentiras

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Esa mañana Enola se despertó en uno de los lados de la cama que compartían ella y Tewksbury. Él ya había bajado. Sonrió se vistió y bajó a la cocina. Eran los dos únicos habitantes de aquella casa. No tenían sirvientes, tan solo muchos invitados amigos que solían venir sin la necesidad de avisarles, sobre todo cuando tenían mucha confianza.

-Buenos días, Tewks.- Dijo Enola besándolo en la mejilla.

-Buenos días, Enols.

El desayuno esperaba en la mesa a Enola junto a unas flores del jardín de la mansión Tewksbury-Holmes. El jardín era lo que más caracterizaba su casa, obviamente, por iniciativa del Lord. Era enorme y precioso, cuidado únicamente por Tewksbury, y los niños se paraban a mirar cuando pasaban por allí.

-Son preciosas, Tewks.

-Hortensias, normalmente de Asia o América, donde simboliza la generosidad y...

Enola le dio un abrazo, lo que le hizo parar.

-...la belleza.

-Retorcido, como siempre.- Rio Enola.

-Bueno, a mi me llamas retorcido, pero tu ayer en un baile paraste la hemorragia de mi amiga francesa como si nada. Que lástima lo de los médicos, ¿no?

Enola calló. Apenas había pensado en aquel día en las mentiras que había dicho el día anterior. Todo parecía una pesadilla que tan solo había soñado, no parecía real.

-Tewks... te tengo que contar una cosa-

-¡LORD TEWKSBURY!

De pronto un hombre irrumpió en la habitación. Era alto, de barba y con aspecto mayor.

-¡BERTRAM! ¡Cuánto tiempo!- Exclamó Tewksbury dándole un abrazo. Se separó de él y se dirigió a Enola.- Enola, este es Bertram Weber, amigo de mi padre y director del periódico The Newcastle Journal. Bertram, esta es Enola, mi pareja, es detective.

-Mucho gusto.-Se presentó Enola. El tipo se detuvo a mirarla durante unos segundos.

-Espera... ¿Eres... Enola? ¿Holmes?

Enola se detuvó en seco al leer lo que estaba pensando en aquel momento el director del periódico. No quiso responder, pero Tewksbury se adelantó.

-Sí, entonces has escuchado hablar de ella, ¿eh? ¿verdad qué es famosa incluso en tu Alemania, Betram?- Acabó la frase dando un guiño.

-No, es que ayer se publicó en mi compañía un artículo sobre ella...

Tewksbury no entendió que quería decir y continuó hablando.

-Y su hermano, Sherlock, por favor, ella es la verdadera detective de los Holmes, y...

-No, no es eso, Lord, es que...

Cuando Enola se temía lo peor, apareció Sherlock detrás suyo e interumpió.

-¿Qué yo, qué, Tewksbury?- Dijo sonriendo y acercándose.

-¡Ay, dios, Sherlock! Jejeje, nada, nada importante Sherlock. Mmmm, Bertram, hablemos después. Enola.- Dijo dándole un beso. Se quitó el sombrero y se dirigió a su hermano.- Adiós, ehem, Sherlock.

Se fue, junto a Bertram, que salió por el otro lado, y Enola saltó a Sherlock.

-¡GRACIAS-GRACIAS-GRACIAS! De la que me acabas de salvar. A veces me alegro incluso, de tener hermanos. Pocas, pero a veces.

-¿Debería agradecer ese ambiguo comentario, querida hermana? Puedo adivinar a que se debe a que no has tenido el suficiente valor de confesar a Tewksbury de lo que se te acusa, y que además tienes el extraño pensamiento de que no le hará demasiada gracia que todo el mundo crea que tu tienes parte de culpa de la muerte de su amiga de la infancia, comprensible, por cierto. Tampoco le has contado lo del veneno porque sabes que su mente no-Holmes no lo aceptaría tan rápido, y además, porque no quieres que arruine sus planes de capturar al asesino y limpiar tu nombre, porque ayer, por tu olor, estuviste en la comisaría de Lestrade. ¿Me equivoco?

𝑨𝒍𝒍 𝑺𝒕𝒂𝒓𝒔 ❁»HOLMESBURY♪♫︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora