—Sigues dándole vueltas al asunto —comentó el pequeño Kwami a su portador, quien lo miraba con ojos cansados, aunque su apariencia no lo reflejaba del todo.
—Lo hago; desde ese día, desde que soy Chat Noir, es así, y apenas consigo pensar en ello —respondió en voz baja, recostándose sobre el sofá.
—Bueno, no es como si antes tuvieras mucho tiempo para pensar —sonrió, moviendo su cola. Adrien lo miró y movió ligeramente la cabeza, dándole la razón.Plagg tenía razón. Toda la razón. Antes, incluso el milagro de poder pasar tiempo con los pocos amigos que había logrado hacer en el instituto era un lujo. Agradecía a Nathalie, que parecía preocuparse más por él que su propio padre. Pero ahora, que tenía más tiempo, no sabía qué hacer con él. Su mente, por alguna razón, decidió repasar su vida, desde su infancia hasta el gran tabú de ser héroe, deteniéndose especialmente en esa parte de su vida.
—Tal vez podrías aprovechar que tienes tiempo libre y salir un rato. Esta vez no tienes que escaparte como en tantas otras ocasiones —Plagg lo observó desde su abrigo. Adrien sonrió, sintiendo que salir de esa enorme habitación le haría bien, y comenzó a prepararse.
Primero se dirigió al cuarto de Nathalie. Todo debía ser comunicado a ella, quien a su vez lo informaba a su padre. Y eso incluía sus salidas.
—¿Nathalie, estás ahí? —preguntó, tocando la puerta. Escuchó un suave "sí" del otro lado, indicándole que podía entrar.
—Pensaba en salir a caminar un rato, solo quería notificarte —habló suave, mirando a la mujer que había trabajado durante años para su padre, y que, a pesar de su enfermedad, seguía haciéndolo.—Muy bien, le avisaré a tu guardaespaldas que te acompañe —respondió, mirando por encima de la Tablet que usaba para gestionar todo. Adrien no pudo evitar sentir una punzada de enojo. Nathalie, enferma y descansando en su cama, seguía trabajando para su padre; no le parecía justo.
—No creo que sea necesario, no tengo un lugar fijo al que ir. Solo quiero caminar, además últimamente no hay akumas. Y me aseguré de vestirme de una forma que no me reconozcan —respondió, estirando el abrigo naranja que su padre nunca aprobaba por no ser lo suficientemente elegante. Le sonrió a Nathalie, pero su expresión se apagó al verla toser.
—¿Te traigo algo? —preguntó, acercándose un poco más. Nathalie le dedicó una sonrisa dulce, algo inusual en ella, quien generalmente mostraba una expresión fría.
—Estoy bien, Adrien, tengo agua y mi medicina aquí —contestó. Pero él no pudo calmarse. No era justo que ella siguiera trabajando estando mal.
—Adrien, recuerda que trabajo porque así lo quiero —dijo Nathalie, como si hubiera escuchado sus quejas internas. Adrien levantó la mirada, denotando dolor por su estado. Antes de que pudiera decir algo más, ella lo abrazó.
—Tranquilo, este trabajo me mantiene ocupada y tranquila. Además, tu padre se ha encargado de la mayoría del trabajo —agregó, sonriendo.Adrien la miró en silencio, agradecido, pero con el corazón aún pesado.
—No te demores, sabes cómo es tu padre. Nunca has llegado tarde, que esta no sea la primera vez —le dedicó una última sonrisa antes de volver a centrarse en su trabajo.Adrien salió de la mansión, aún con la sensación extraña de no haberse acostumbrado a esta nueva vida de libertad. Le costaba comprender por qué su padre lo había permitido. Todo parecía cada vez más raro.
Caminó un buen rato, buscando calles menos transitadas. Se detuvo frente a algunas tiendas con espejos para intentar cambiar su peinado y pasar desapercibido. No fue la primera vez que se topaba con chicas que lo miraban con curiosidad, tratando de identificar de dónde lo conocían.
Se detuvo en el parque donde solía hacer sus sesiones de fotos. Estaba tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera notó que había caminado hasta allí. Se sentó en una banca, sacó su celular y miró la hora. Se sorprendió de lo poco que había pasado y lo mucho que había caminado, considerando que el parque no quedaba cerca de su casa.

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Duele
Hayran KurguAdrien agrest jamás pensó que su vida acabaría en esto, jamás imaginó que toda su vida se desbordara de tal manera, sabía que cosas malas iban a pasar, sabía que más tarde que nunca se debía enfrentar a su padre pero jamás pensó que de esa manera. s...