prólogo

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Copyright © 2022 Karly Ortega.

¿Sabes quién es Dios? ¿Sabes lo que come a diario? ¿Dónde vive? O ¿Cómo siempre va vestido? Claro que no, nadie lo sabe. Tan solo lo saben mi madre, mi padre y también la mitad de los entes que habitan en esta iglesia. Que no hacen más que cantar alabanzas, aplaudir y mirar hacia el cielo, en dónde "supuestamente" este ser habita.

Yo en realidad estoy en duda sobre la existencia de él y en aquellos milagros qué acontecen cada mañana, tarde y noche, gracias a él. Cuando realmente, no se sabe quién los hizo.

En mis manos tendría el poder de cambiar por completo mi vida. Al decir que todo está en manos de Dios, creo que en realidad todo está en manos mías solo por el simple hecho de que él trabaja a través de nuestra alma y de nosotros mismos.

Entonces ¿Eso querrá decir que Dios está dentro de nosotros, o nosotros somos Dios?

Siento que podría ir a la segunda opción de la pregunta. Ya que al decir "si Dios quiere", en realidad estoy hablando de "si yo quiero", y decir por ejemplo "que Dios te lo pague" significa que tenemos que recordar a alguien que todo lo bueno siempre se regresa.
Yo he hecho cosas buenas y puras en la vida y he ayudado a muchos, ¿Hasta cuándo obtendré algo bueno de ellos sin que yo lo pida?

¿Y el amor? ¿Qué es el amor? ¿Qué tienen que ver Dios y el amor, y por qué me sigo haciendo estás estúpidas preguntas? Fácil, porque sigo sin olvidar mi pasado. Aquel que me hizo sufrir durante muchos años. Sin tener a Dios y a mis padres a mi lado. Cuando más los necesitaba, Ese día nunca llegó. Y desde ahí, es dónde en verdad dudo de la existencia de Dios.

Según mis conocimientos filosóficos, Dios es, pues, el Amor mismo Subsistente, que crea porque ama y, en la medida en que ama, los entes son. Al hombre, la exclusiva criatura de todo el mundo que ama por sí misma, le crea para donar gratuitamente, hacerle partícipe de su misma vida en una plática de amor.

Yo me pregunto siempre ¿A cuántas personas podemos querer o amar en una vida Incluso en un día al mismo tiempo?

Hay mil maneras de querer y amar, que cada ser humano que quisiste forma ahora parte de tu vida y de lo que eres hoy. El amor más grande en la vida, es el de alguien que siempre existe en el interior, no tanto como un simple recuerdo, sino que siempre está presente en ti. Aunque no contigo. Como en mi caso; cuando no sabía perfectamente lo que tenía, hasta que terminé perdiéndolo todo: El amor de mi vida y el cariño de la mujer a la qué quiero y querré hasta el último día de mi vida; mi maestra.

Quizá yo no entendería ambos significados. Ni de uno, ni de otro. Es por eso que ahora soy como soy, un ser común y corriente que no entiende el verdadero significado de aquella fuerza, la fuerza del amor.

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Me quedé en completo shock y sin aliento al mismo tiempo, mientras corría. Tratando de escapar de ese mal viviente y buscando refugio en alguna persona cercana. Pero eso era inútil, pues estaba en medio de un callejón solitario. Sin nadie a la vista cediendo su ayuda. Solo silencio puro y los fuertes latidos de mi corazón atorado en mi garganta.

Escondida en un local, me detuve un momento tratando de recuperar el aire y la respiración. Buscando alivio y salvación en mi ser, al alejarme de ese imbécil. Pero no lo logré, pues él había llegado de repente a darme una buena paliza. Y todo por lo que le hice hace meses.

Estaba perpleja, congelada, no podía ni siquiera moverme de ahí, tampoco podía respirar. El miedo me carcomía por completo. Mientras Walter Odell, no paraba de clavar su malévola mirada en mí y al mismo tiempo oprimir su fuerte mano contra mi boca, evitando que escapara una palabra, murmullo o quejido de esta.

—Linda cicatriz que traes en la cara —el maldito, examina la marca plasmada en mi mejilla derecha, mientras la toca con suavidad—. ¿Quien te la hizo? ¿Derek? Te lo mereces, maldita

No encontraba ninguna salida a mi problema. Hasta que segundos después, hallé la solución; mordí con fuerza mayor aquella palma y huí cobardemente de la escena, dejando al tipo muy molesto, mirando las marcas de mis dientes en su mano.

Por desgracia, caí a mitad del escape. Desistiendo una gran carga de dolor encima y atrayendo a Walter hacía mí.

—No te la vas a acabar, estúpida.

El muy cínico, aprovechó que no podía levantarme para incorporarse sobre de mi y arrancarme la cadena de estrella que Trevor me había regalado. Luego de lanzarla muy lejos de mi. Siguiendo con una gran tumbada contra el suelo mientras el tipo me toma de las muñecas. A fin de besarme el cuello y abusar de mí. Sin que yo pudiera hacer algo al respecto para evitarlo.

Después de un rato, logré liberarme. Dándole un rodillazo en los bajos al tipo, zafarme de él por completo y huir de su maldita presencia. Intenté recuperar la cadena, pero Walter no me dejaba, ya que me estaba jalando de los pies. Hasta que gracias a tanto esfuerzo, tomé el artefacto, traspasando con mi pie una gran paliza a Walter para que esté me soltase y siguiera abandonando la escena.

El corazón me latía a mil por hora y las piernas se me empezaban a cansar poco a poco, al mismo tiempo que corría. Ya estaba a punto de dar por vencida mi lucha, pero de pronto... todo se fue. Todo mi mundo se torno en negro. Sin sentido, sin tacto, sin nada de lo que yo pudiera acordarme. Tan solo viéndome allí; tirada en el suelo, con la cara cubierta de sangre, y un auto escapando de aquella trágica escena del crimen. La cual, tal vez, no se resolverá.

¿Alguna vez alguien se ha atrevido a contar todo lo impactante que ha pasado en el transcurso de su vida?
¿Quieres saber quién soy y el por qué estoy así?
Mi nombre es Cirila. Y esta... es una parte de mi historia.

STAR, la fuerza del amor © N°1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora