capitulo 2

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—Para mi, los hot dogs son los mejores alimentos que he probado en la vida

—eso no es alimento, Trev, es chatarra. En cambio los pastes... Mmmm... Superan todo.

El chico frunció el entrecejo.

—¿Pastes? ¿Qué cosa es eso?

—Es una comida típica de Hidalgo. Las comemos mucho. Créeme, son un verdadero antojo

—¿Me vas a decir ahora que los hot dogs no se comen en México?

—Claro que ingerimos eso también, pero las quesadillas, tacos y pastes hidalguenses —Lancé un beso al aire—, son más que una maravilla, te lo aseguro.

—Guau, algún día viajaré contigo a Hidalgo. Solo para comprobar  lo que dices, Ehh.

—jajaja, enserio eres un loquillo, Summers.

Trevor se ofreció a llevarme hasta mi casa en cuanto la clase habría terminado. Pues ya era muy tarde y mi mamá seguramente llamaría a emergencias para iniciar con mi búsqueda inmediata. Solo porque llegué un poquito tarde.

En verdad no quería causar ninguna molestia, pero él accedió y terminamos por irnos en dirección a mi hogar.

Enserio eres lindo, Trevor.

En el camino platicábamos plácidamente; le confesé lo mucho que me gustaba viajar a Mazatlán: el país donde nací; expliqué el motivo por el cuál mi familia y yo nos mudamos aquí y terminábamos debatiendo por cuales cosas eran más mejores que otras, en México y Canadá.

Le afirmé al tipo que pronto llegaría el momento del examen de ingreso a la preparatoria y estaría muy nerviosa por ello. Por suerte se ofreció a ayudarme a repasar todas las materias y así acreditar la prueba para quedar en primera opción.

Después de veinte minutos, habíamos llegado a nuestro destino.

—Bueno pues, esta es mi casa —dije, dirigiéndome hacía ella.
—Es muy linda, Cirila.

No tardó mucho en escanear el exterior de la vivienda, antes de que le dijera lo siguiente:

—Gracias por traerme a casa —Lo miré—, en verdad, te lo agradezco mucho.

—No es nada. Gracias a ti por permitirme acompañarte, linda.

Ya empiezo a acostumbrarme al bello alago.

—¿Nos veremos mañana?

—Claro, linda. A la misma hora y en el mismo lugar.

—Excelente, bueno adiós —moví la mano izquierda de un lado al otro, en señal de despedida—. Que tengas Linda noche.

—Igualmente, Cirí —se acercó rápidamente a darme un beso en la mejilla—. nos vemos, adiós.

Trevor se fue en dirección contraria a dónde estábamos, mientras yo seguía perdida en mis pensamientos por el diminuto beso que me había dado. Pero como siempre, no le dí mucha importancia. Así que fui directo a mi casa y abrí la cerca de esta para poder instalarme, después de pasar casi todo un día trabajando en mis labores escolares. Cuando de pronto escuché una voz femenina que se me hacía muy familiar.

STAR, la fuerza del amor © N°1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora