Divididos

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DOS CARAS

Por Torenza

Traducido por Inuhanya

Disclaimer: D-I-S-C-L-A-I-M-E-R!!!!

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Capítulo 8

Divididos

Probablemente fue la corriente fría lo que despertó a Kagome a la mañana siguiente. Se movió y se estremeció en su bolsa de dormir, tratando de acurrucarse para tener más calor. "Inuyasha... cerrarías la ventana?" Llamó ella.

"No soy tu sirvienta." Llegó la brusca respuesta.

"Oye..." Kagome frunció bajo sus sábanas. "Qué haces en mi habitación...?"

"Oh por... iré a cerrar esa ventana..." escuchó el sonido de pasos que se alejaban y vagamente se preguntó si sus sospechas eran correctas acerca de que él era un pervertido mirón.

Después de unos momentos, la corriente pareció desaparecer y Kagome suspiró feliz mientras volvía a caer en un sueño ligero. Solo un minuto más tarde oyó vagamente pasos más pesados que regresaban a su 'habitación' y se movió muy levemente. Sin embargo, no estaba completamente preparada para que un balde de agua helada le cayera sobre la cabeza.

El siguiente grito de Kagome fue lo suficientemente fuerte como para despertar al resto del campamento—quienes luego salieron dando tumbos de sus carpas segundos después, todavía medio dormidos.

"Quién gritó?" Miroku logró pronunciar las palabras. Esto fue seguido por el sonido de Sango saliendo de su propia carpa, seguida por un par de maldiciones como las de los marineros.

Inuyasha salió de la carpa de Kagome con expresión complacida. "Creo que he encontrado un reloj despertador efectivo—ustedes estaban tardando años en despertarse."

Kagome salió tambaleándose de su carpa, mirando mortalmente la espalda de Inuyasha y empapada con agua helada del Río Frío. "Eres el epítome de la MALDAD!"

"Y tú eres el epítome de cualquier cosa mojada—es posible que quieras cambiarte antes de que te resfríes." O antes de que Miroku se despierte lo suficiente como para darse cuenta de que su blusa ahora prácticamente era transparente.

Kagome suspiró pacientemente y contó hasta diez mientras todos regresaban a sus carpas para recuperar el sueño o vestirse. De hecho, Kagome no culpó a aquellos que regresaron a hurtadillas a sus bolsas de dormir—apenas estaba amaneciendo. Pero como estaba levantada, mojada Y con frío, decidió que sería mejor ir a bañarse en el arroyo cercano como es debido.

Ella se estremeció mientras cojeaba hacia los paquetes de supervivencia que habían sido arrumados entre las carpas. Rebuscó (algo difícil cuando solo podías hurgar con un brazo) hasta que encontró un pequeño cepillo de dientes de emergencia, pasta y un vaso de poliestireno. Miró por encima del hombro para ver qué estaban haciendo los demás y notó que, de hecho, todos habían regresado a la cama excepto Miroku, Sango e Inuyasha. Miroku y Sango parecían estar conversando como dos tigres enfrentándose para la batalla... pero de una manera más discreta, mientras que Inuyasha parecía estar atendiendo su espada de kendo...

Kagome suspiró y cruzó el claro que formaba su campamento hacia el arroyo de agua fresca de manantial cercano que corría desde las montañas en el bosque oscuro. Hizo una mueca mientras se sentaba con cuidado y metió su tobillo torcido en el agua fría y se dispuso a cepillarse los dientes y lavarse el rostro, las manos y los pies.

Suspiró de nuevo cuando escuchó que el sonido de la disputa de Sango con Miroku se elevó en volumen antes de ser interrumpido por una fuerte bofetada... luego todo quedó en silencio de nuevo. Kagome sumergió su taza en el agua con la mano izquierda y suavemente tomó un pequeño sorbo para saciar su sed.

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