DOS CARAS

El Día de la Oscuridad

DOS CARAS

Por Torenza

Traducido por Inuhanya

Disclaimer: No soy dueña de Inuyasha. En verdad necesito decirles eso en el último capítulo?

N/A: De cualquier manera—los votos fueron unánimes—un final TRISTE! No, todos dijeron final feliz, así que tomé en consideración lo que dijeron. Debo decir que a mí también me gustan los finales felices—te hace sentir muy bien por dentro durante el resto del día. Así que probablemente esta vez no rompa viejos hábitos... pero algún día... una de mis historias será triste!

Así que este último capítulo será muy, muy largo, pero no creo que les importe. Agradezcan que no decidí dividirlo en dos capítulos separados, no creo que hubiera funcionado si lo hubiera hecho.

Bien—aquí les presento el último capítulo de mi fic más largo hasta el momento! Ta-daa!

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Capítulo 24

El Día de la Oscuridad

Todo había sido una búsqueda inútil... desde el principio. Un loco había sido tan críptico como para engañar a algunas de las mentes más geniales del país, incluida Kagome. La solución había estado justo delante de sus narices todo el tiempo...

Y debido a este viejo loco... Inuyasha estaba muerto...

Hubo un pequeño golpe en la puerta, haciendo que Kagome simplemente hundiera su cabeza en la almohada aún más fuerte. No estaba de humor para hablar con nadie. Después de unos momentos sin obtener respuesta, Miroku abrió un poco la puerta y asomó la mano, sosteniendo una botella de Doctor Pepper. "Quieres un sedante?"

Kagome miró antes de desplomar la cabeza nuevamente. "Vete."

"No me obligues a entrar y darte esto." Fue su respuesta.

"No lo quiero! El Pepper siempre me hace feliz—"

"Entonces es morfina, no sedante—así que demándame!" Abrió la puerta por completo y Kagome se tensó rígidamente. Se acercó a la cama y, con un silbido, abrió la botella y se la alcanzó. Kagome se negó a ceder.

"No puedes llorar aquí para siempre."

"Sí puedo." La voz de Kagome tembló . "Y quién dice que estoy llorando?"

Miroku depositó la botella en la mesa de al lado y se metió las manos en los bolsillos. "Debes estarlo—de lo contrario Sango no estaría llorando también."

Kagome se encorvó más contra su almohada. "Solo vete."

"No hasta que tomes un feliz sorbo del viejo Doctor P." Le dijo con firmeza.

"Vete y lo haré."

"Por qué no darle un sorbo ahora y darle paz a mi mente."

"Porque."

"Porque qué..."

"Probablemente mi rostro se ve horrible y no quiero que lo veas." Dijo ella con un ligero puchero en su tono.

Miroku puso los ojos en blanco. "No puedes estar mucho peor que la apariencia de Sango—está con los ojos muy abiertos abajo, tu papá no confió en ella lo suficiente como para enviar al Doctor Pepper con ella..."

"Pero claro, él tampoco confía exactamente en ti." Señaló Kagome.

"Qué quieres decir exactamente?" Miroku resopló indignado.