DOS CARAS

Suéltame

DOS CARAS

Por Torenza

Traducido por Inuhanya

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Capítulo 19

Suéltame

"Entonces, Kagome es una ostra?" Sango asintió. "Genial."

"Gracias papá." Kagome se apoyó en su cama y cerró los ojos, todavía sintiéndose bastante enferma del estómago y doliéndole mucho la garganta también.

"No—eso solo es una analogía." Les dijo el Sr. Higurashi. "Saben cómo las ostras filtran toda la arena y las rocas del agua de mar a través de sus cuerpos?"

"Naturalmente." Miroku asintió sin comprender.

"Y luego crean perlas?" Su padre le tendió las manos. "Eso es exactamente lo que hizo Kagome... o fueron las almejas las que hicieron eso...?"

"Qué, he estado sentada en una roca en el océano masticando arena?" Kagome hizo una mueca. "Eso no tiene mucho sentido, papá."

"Bueno, imagínate a ti como una ostra—o una almeja." Le dijo él. "Entras en contacto con el mal y la pureza todo el día, verdad? Lo has estado filtrando a través de tu cuerpo—todos lo hacen."

"Cierto..." Kagome frunció.

"Y viendo que tenías poderes espirituales, los usas para filtrarlo todo." Su padre suspiró. "Y cuando entraste en contacto con una maldad tan inmensa como la de esos demonios, debió haber sacudido tu sistema y te obligó a expulsar tus poderes espirituales de tu cuerpo en una forma sólida."

"Esto..." Kagome sostuvo la joya. "Es mi poder?"

"Es por eso que solo tú puedes tocarla." Su padre suspiró. "Así es como se desarrollará la profecía. Esa cosa irrumpirá y acabará con los demonios—"

"No puedo hacerlo!" Gritó Kagome, cubriéndola de repente con sus manos como para evitar que explotara.

"No lo hará a menos que se vuelva impura, Kagome." Le advirtió él. "Es por eso que no debes permitir que nadie, excepto tú, la toque. Absorbe la esencia de todo lo que toca. Si alguien más la sostiene, se contaminará con maldad. Por eso debes alejarte de Miroku."

Miroku comenzó a atragantarse con una papa mientras Sango le daba palmaditas en la espalda. "Oh, no actúes tan sorprendido." Le dijo ella. "Incluso tú sabes que estás bastante contaminado."

"Sí, pero aún así!" Tosió él.

"No puedo quedarme con esta cosa..." Kagome frunció. "Es más un problema de lo que vale—ya está probado!"

"No puedes tirarla." Le dijo su padre severamente.

"Por qué no?" Desafió ella.

"Porque sin tu pureza para alimentarla, esa cuenta se contaminará de todos modos e irrumpirá para acabar con los demonios... y tal vez incluso con los humanos si está manchada con suficiente maldad."

El rostro de Kagome cayó. "Entonces..."

"Entonces debes aferrarte a ella y purificarla..." El Sr. Higurashi asintió. "Debería desaparecer cuando absorba suficiente de tu esencia..."

"Gracias a Dios..." Kagome suspiró. "No quiero lastimar a nadie más con ella..."

"Qué estás...? ... oh..." Sango se calló cuando Kagome disparó una mirada de preocupación hacia la otra cama en la pequeña habitación. Inuyasha estaba estirado en esa cama... removiéndose levemente como si estuviera soñando... y no era un sueño muy placentero por la forma en que seguía frunciendo y gruñendo ocasionalmente.