[¡Capitulo corto!]
Ambos se dirigieron con la carreta siendo acarreada por el caballo hacia la antigua casa de los May. El mas emocionado era Bri, quería ver su encontraba sus cosas mas preciadas que se quedaron allá y que no pudo llevarse.
Al llegar, Bri bajó primero, y ayudó a Roger a bajar de la carreta —ya que, al rubio se le dificultaba hacer ciertas cosas por su gran vientre— y caminaron hacia la entrada.
—Dios mio, es como si tuviera dos bebés en la panza, no solo uno —dijo Roger, poniendo sus manitos debajo de su vientre para levantar un poco, intentando quitarse un poco de peso.
—Si fueran dos, igual estaría muy felíz, además, tendría por entendido que tengo un pene magico —dijo Bri, intentando alentar a Roger mientras trataba de abrir la puerta.
—¿Pene magico? —preguntó el rubio, soltando risitas.
—¡Por supuesto! En vez de crear un solo bebé, daría dos.
Rieron un poco, hasta que Brian logró abrir la puerta. Entraron.
Todo estaba polvoriento, era claro que nadie había venido desde que Bri se fue.
Caminaron por la oscura casa, prendieron unas velas para poder iluminarse, y abrieron las polvorientas ventanas.
Brian miraba y exploraba todo con nostalgia, tomando algún que otro objeto que le traía diversos recuerdos, como el jarrón de su madre, jarrón el cual, Ruth había arreglado con simplemente pegamento porque un travieso Bri de seis años había roto aquel jarrón.
Después de explorar un rato, Roger dijo:
—¿Y tu taller secreto? ¿Iremos a verlo?
A Brian se le iluminó un poco el rostro.
—¡Sí!
Caminaron con rapidez a la antigua habitación del ruloso, estaba igual de polvorienta, pero tal cual como la había dejado el mayor antes de irse.
Primero, Brian fue corriendo a ver el estante de libros que tenía cuando estaba mas joven, viendo los libritos de astronomía y cuadernos de apuntes.
Luego de explorar su antiguo estante de libros, finalmente, fueron a ver al taller.
Tal como siempre lo hacía Bri, fue hacia su escritorio y abrió una puertita que se encontraba abajo del escritorio, agachandose para empezar a gatear por aquel pequeño pasillo, Roger solo lo siguió, igual con dificultad por su gran vientre.
Y finalmente llegaron al taller.
Brian ayudó a Rog a levantarse del suelo, ambos observaron el lugar, polvoriento, pero intacto.
—¡Mis planos! — el ruloso corrió hacia el panel de planos, revisandolos uno por uno —los de Galileo Galilei, los planos del telescopio reflector de Newton..los planos que yo mismo inventé...
Miraba todo con nostalgia, observando sus antiguas herramientas, hasta que su vista se enfocó en la cosa mas valiosa que se encontraba en su pequeño taller.
El Telescopio Maylor.
Con los ojos brillantes, se dirigió hacia aquel objeto construido por el mismo y en parte por Roger cuando estos tenían trece y quince.
—Rog..mira, nuestro telescopio.
Roger miró el objeto señalado por su pareja, sonriendo.
—¿Te lo llevarás?
—Por supuesto que sí.
El mayor tomó el telescopio junto con los planos del mismo y el cuaderno de registro, y salieron del taller.
Volvieron a la carreta, guardaron los objetos con sumo cuidado, y luego siguieron explorando el lugar.
Hasta que vieron la silueta de una mujer a lo lejos. Brian se acercó a ver quien era, y la vió.
Era Chrissie.
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Volver a vernos《Maylor》2DA TEMPORADA
Casuale《Segunda temporada de Hermafrodita》 Llevaba tiempo sin verte, Mi amor Te he escrito tantas cartas y ninguna contestaste Guardé esperanzas Y siento que me olvidaste y cambiaste por ella.