❛I hope you'll still be there❜ ๑ hopev

qué torpe distracción y qué dulce sensación

La mañana es tan calma como repentina, Hoseok puede oír la respiración acompasada de la persona que tiene al lado. Pasa una mano por su rostro, buscando recopilar los sucesos de anoche. No tarda en caer en cuenta de todo, la tensión muscular le lleva a recordar toda la actividad física que se echó encima. Sonríe gracias a las reminiscencias que van proyectándose en su cabeza y decide levantarse de la cama en cuanto encuentra su celular bajo la almohada y ve la hora en la pantalla de este mismo. Taehyung se mueve despacio, terminando de costado y más acurrucado en cuanto él deja la cama, así que se toma un momento para cubrirlo bien con la sábana y se pregunta si el chico tendrá tiempo suficiente para desayunar. No puede hacer mucho ahora, ha aprendido que el sueño pesado de Taehyung es una cosa con la que no puede lidiar realmente, y menos cuando tiene la hora empujándole.

Deja un poco de efectivo sobre la mesita de noche y coge un pequeño papel de la minúscula libreta que tiene en el bolsillo del traje por si las moscas y, con el lapicero que usa para las firmas importantes, termina escribiendo "desayuna algo" antes de palpar bien su pantalón y confirmar que tiene sus llaves consigo. De esa manera se retira, caminando rápido y manejando con prisa hacia su departamento. Es una verdad establecida que sin un baño entre tibio y frío él no puede empezar el día. Cuando está listo, decide ir a la batalla: la empresa en la que trabaja. Hay algo que le inquieta y, aunque sabe bien qué es, no hace más que ignorar el elefante en la habitación, llevando su café hasta la oficina. Pero no puede evitarlo, el fijarse en su celular, en la mensajería o en las llamadas y, sorprendente o no, no encuentra nada. Está vacío.

Sabe que está caminando al paso moderado de siempre hacia su oficina, pero por extraño que suene siente que está yendo demasiado lento y luego demasiado rápido. Saluda a algunos trabajadores y no está seguro de si lo ha hecho apropiadamente, no puede tomarse el tiempo para preocuparse por ese detalle. Cuando llega a su piso, todo luce como siempre, excepto que no lo está y lo presiente al ver la expresión contenida en el rostro de Joobae. Descubre la razón de todo cuando ingresa a su oficina, encuentra a su padre sentado en la silla ergonómica y giratoria, dándole la espalda.

—Llegas 2 minutos tarde. Deberías estar aquí al menos 10 minutos antes, lo sabes —señala una vez ha volteado y puede verle la cara, con rigidez.

—El tráfico genera más problemas de lo que parece, pero no lo usaré como excusa —responde, cerrando tras de sí la puerta de caoba—. Ha sido mi error.

El hombre mayor no dice nada, sino que toma un lapicero del escritorio y lo ojea mientras parece pensar en lo que dirá; Hoseok termina sentándose sobre el sillón que tiene cerca a la entrada. No es una sorpresa que su padre se encuentre aquí, pero a la vez lo es, pues no se ha dignado a pisar el edificio desde hace un par de meses. Se pregunta cómo es que obtuvo la contraseña para ingresar, pero su respuesta no tarda en aparecer y llega a la conclusión de que es su secretaria quien se la ha dado. Bueno, no la culpa: el viejo debe haber intimidado a la pobre chica, sabe bien lo persistente que puede llegar a ser. Cruza los brazos a la brevedad sobre sus piernas y espera algo, lo que sea. La impaciencia, esa que aparece de vez en cuando si la situación lo amerita, le hace querer espetar un claro y fuerte "di lo que tengas que decir"; no lo hace, ya ha tenido muchas faltas para sumar una más. Las ganas no le faltan.

—Debo admitir que fue bastante vergonzoso tener que excusarte más de una vez la noche de ayer, decir que tenías asuntos importantes que atender. —Por fin suelta, mirándole con cierta saña—. Quisiera saber qué pudo haber sido más importante que el evento, Hoseok.

Se lo piensa con seriedad, la pequeña espina de querer ponerse a la defensiva y decir algo que pueda sonar mal como "tengo mis propios asuntos, sabes" se hace presente y él tiene que ignorarla. Se le da bien, lo de ignorar ciertas cosas por su propia tranquilidad.