ARTURO
Fue el mejor sueño de toda mi vida, lo que había estado deseando hacer por mucho tiempo y al fin había ocurrido. Se me hacía agua la boca pensando en que Lola era mía, que este era solo el primero de muchos despertares a su lado, de tenerla así, desnuda en mi cama. Me permití tocarla con la yema de mis dedos, un ligero roce para no despertarla aún, quería verla así un poco más de tiempo, trazando el camino de sus pecas sobre su piel delicada.
Ella durmió mucho más allá de la hora en que yo acostumbraba a quedarme en la cama, incluso me vi en la necesidad de reportarme enfermo porque no quería salir de la cama si ella se encontraba allí, y tampoco quise despertarla; era tonto de mi parte, pero me aterraba la idea de que quisiera irse en cuanto abriera los ojos, no sentía que pudiera soportar perderla de vista.
Creo que fueron mis besos en su hombro o mi boca recorriendo su espalda lo que la hizo despertar, verla abrir sus ojos fue mi verdadero amanecer; quería reprocharme mentalmente por tanta cursilería, pero es que ella tenía ese efecto en mí, era algo que estaba fuera de mi control, así como mi deseo por volverla a tener.
—Arturo.
—Lola.
Su risa y un bostezo inundó la habitación, se revolvió en la cama lejos de mí, diciéndome que le hacía cosquillas.
—Basta. Es temprano.
—No lo es. Son casi las once de la mañana.
—¿Las once? —se levantó de un brinco, buscando al parecer un reloj que corroborara la hora que yo acababa de darle, se fijó con mucho esfuerzo en el despertador sobre el velador junto a la cama y su ceño se frunció en preocupación—. Debo irme, es tarde. Me van a matar en casa.
—Me reporté para no ir a trabajar, llama y diles que tampoco irás.
—No es lo mismo, deben estar preocupadas.
—Lola —sostuve su rostro para que se enfocara en mí—. Diles que estás bien, que irás más tarde o mañana, da igual si ya están enojadas.
Su respuesta fue mejor de lo que yo esperaba, sus labios chocaron contra los míos y me dejé llevar por su peso cayendo sobre la cama con ella en mis brazos. Mis manos no podían dejar de tocarla, apreté sus piernas perfectas, embelesado ante la vista de ella acomodándose en mi regazo, con su cabello desordenado cayendo en cascada; gemí al sentir su calidez y la estrechez perfecta que me atrapaba en su interior, pero me concentré en cada uno de sus gestos, la ligera mueca que hizo al principio y como su rostro demostró el placer que sentía mientras yo frotaba su clítoris para ayudarla a acostumbrarse.
—Espera —dijo quitando mi mano, se movió suavemente, y aunque se mordió el labio inferior pude escucharla gemir.
Ella me hacía sentir poderoso, grande y fuerte, capaz de todo solo por tener un segundo de su atención. Me senté y besé sus senos, la ayudé moverse para que me montara a su gusto, aunque la sujeté de la cadera guiándola para que los dos pudiéramos tener nuestro propio placer. Sus uñas se clavaron en mis hombros y yo dejé una marca cerca de su clavícula, era como si no pudiera besarla lo suficiente.
—Te deseo tanto —le dije al oído.
—Y yo a ti.
La besé como si hacerlo me permitiera respirar; era todo lo contrario, ella me robaba el aliento, la calma, mi sensatez estaba perdida entre sus brazos. Invertí nuestras posiciones y la penetré con un poco más de fuerza.
—Mírame —le pedí y ella no dudó en obedecer.
Fue así, mirándonos unos instantes a los ojos, moviendo nuestros cuerpos a un ritmo desenfrenado que terminé en su interior, repitiendo su nombre y ella el mío, sin fuerzas para continuar porque lo dimos todo. Caí a su lado y la atraje de inmediato, disfrutando sentirla agitada sobre mi pecho desnudo. Fue en ese preciso momento que me di cuenta que estaba perdidamente enamorado, fue atemorizante sentirme así por primera vez en mi vida.
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Love Me
FanfictionLolita Cortés es una actriz de teatro musical que acepta la oferta de trabajar en un reality de canto en un canal de televisión, en donde conoce al productor musical Arturo López Gavito. Una serie de encuentros y desencuentros de lo que pudo haber s...