Capítulo 17

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ARTURO

Creo que mi corazón estaba roto, no del todo, una parte debía estar rota y molestando en mi pecho porque era la única explicación para el dolor que estaba sintiendo, en el momento en el que Lola cruzó la puerta dejándome atrás sentí que algo estaba siendo arrancado de mí y lo peor era que el único culpable me veía directo a los ojos en el reflejo de los espejos de mi casa vacía.

Yo pensaba que era alguien valiente, una buena persona o que me esforzaba por serlo, al parecer no era cierto, porque alguien bueno no hace las cosas de las que yo soy capaz, un buen hombre no lastima a la mujer que dice amar, y es que yo ni siquiera tuve el valor de decir las palabras completas. ¿Por qué no?

Te amo tanto, Lola. Te amo tanto que no sé qué hacer con eso. Esta vez las lágrimas corrían por mi rostro mientras me aferraba al piso bajo mis pies sin moverme o intentar ir tras ella, porque no soy alguien que corre riesgos tan fácilmente, aunque su vida dependa de ello. Fue más fácil amanecerme en casa viendo las horas pasar, creyendo que eso le daría el tiempo a Lola de pensar mejor las cosas y perdonarme, volver a mis brazos sin que yo tenga que admitir lo mucho que me había equivocado.

Debí manejar mejor la situación, excusarme para no decir nada o contarle a Lola lo que dije, supe desde el mismo instante en el que todo pasó que estaba mal, pensé que ignorarlo borraría mis acciones, como si no supiera que tarde o temprano lo que haces te alcanza; y en lugar de admitir lo que hice fue más fácil volver a equivocarme aferrándome a mi errada razón.

Conduje hasta su casa, o más bien la casa de su familia, y cuando fue una hora un poco decente toqué su puerta, sin paciencia y de forma irrespetuosa golpeé hasta que Laura abrió, vestida en pijama, con su madre observando todo desde el interior de su casa y los perros ladrándome, no me sentí en absoluto bienvenido.

—¿Qué crees que estás haciendo aquí? ¿Te volviste loco?

—Necesito hablar con Lola.

—Ella no quiere verte y nos vas a meter en problemas.

—Laura, no voy a irme, dile a Lola que necesitamos hablar.

—No sé lo que pasó entre ustedes, pero vete, luego ella se comunicará contigo...

—No me estás entendiendo. Voy a esperar aquí hasta que hable conmigo.

—Ustedes son igual de molestos. Voy a decirle, pero estoy segura que esto solo lo empeorará.

No sentía que podía arruinarlo más, así que esperé afuera impacientemente hasta que Lola salió, visiblemente molesta conmigo.

—No puedo creer que estés aquí —dijo enojada al verme, cruzada de brazos, en pijama y cerrando la puerta tras de ella.

—Tenía que verte, necesitamos arreglar las cosas.

—Es que no quiero hablar contigo ahora.

—Lo siento —traté de tomar su mano, pero no me lo permitió—. Lo arruiné. Sé que son muchos errores acumulados, pero mi intención jamás fue hacerte daño.

—Tengo que entrar.

—Lola. Por favor. Entiendo que estés molesta conmigo, pero vuelve a casa, arreglemos esto.

—Te dije que no quería verte y aquí estás.

—No podía esperar más. Intenté darte tu espacio, que tuvieras un poco de tiempo para dormir y pensar mejor las cosas, pero en serio no podía esperar más, no quiero que pienses que quiero dejarte ir, porque no es así. Lola lo que yo siento por ti...

—No lo digas —su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas—. No lo eches a perder más.

—Sé que he debido decirlo antes y...

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