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La alfa se encontraba en la cama durmiendo tranquilamente, mientras un omega colocaba otro paño húmedo en su frente.

— ¿aún no le pasa la fiebre?

Ingreso Julián con una taza de café en sus manos.

— Toda la noche estuvo con fiebre, pero al parecer ya le está bajando — hablo la mamá(omega) del alfa teniendo una sonrisa en su rostro

— mamá, ¿por qué no quieres que Julia se encuentre con su madre?

— No hables de eso ahora, hay que cuidar de Julia hasta que su brazo se encuentre bien, y... — mira a su hijo — ¿Cómo va tu relación con Damián?

— bien, cada día nos queremos más — sonríe al recordar como su omega estuvo cariñoso un día

— qué bueno — acaricia la mejilla de su hijo — ¿Has visto a Bernal?

Ese nombre hizo que el alfa se enojara un poco, ¿por qué? porque su omega le contó lo que había visto ayer.

— no — desvía su mirada

— hijo, me estás mintiendo

— No, yo no te mentiría mamá — agacha su mirada mientras una mano se rasca un poco su oreja derecha

— Eres pésimo mintiendo — hablo su madre con una mueca mientras le jalaba su oreja izquierda — igual que tu padre

El alfa solo hizo una mueca de dolor.

— Damián le vio ayer, pero no quiero hablar de eso ahora — se hecha a un lado de la cama

— ¿Pero cómo está?, ¿Por qué no viene?, ¿Le dijeron?

Julián agarró la mano de su madre para sacarle de aquel cuarto con cuidado de no despertar a la alfa, y contarle lo que vio su omega.

Mientras ellos conversan, la alfa abría sus ojos de poco a poco para acostumbrarse a la luz de aquel cuarto.

No podía mover su brazo derecho debido al yeso que estaba.

— Tengo hambre — su estómago suena un poco

Con dificultad se levanta de la cama, viéndose que tenía una camisa larga que le llegaba hasta sus muslos pero llevaba un short negro que le quedaban un poco suelto.

Abrió la puerta de la habitación pero antes de dar otro paso ve a la mamá de Julián.

— buenos días

Saluda con una leve sonrisa

— Regresa a la cama señorita — la regaña — estás enferma

— pero me siento bien, además tengo mucha hambre

La omega le ve con atención a la alfa, para luego abrazarla con cuidado de no lastimar su brazo.

— Sabes, solo quiero cuidarte, y confíes en mí, si pasa algo — le deja de abrazar

—esta bien,.... pero tengo hambre y quiero desayunar

Ambas van hacía la cocina, dejando al alfa con una mueca, al llegar la alfa solo agarra un pan con mantequilla y un café que ya estaban servidos en la mesa.

— ¿aún te duele el brazo? — pregunta la omega

—No, ahora solo me molesta estar así — come un pedazo de su pan

— ve a cambiarte

— está bien, ¿pero podre con un brazo lastimado?

— solo ponte un vestido azul, que está en el armario y si no puedes me llama para que te ayude

Mi destino (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora