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La alfa revisaba su agenda por tercera vez, su trabajo era de medio tiempo, así que eso le ayudaba a que se ocupe de otra cosa personal que era más importante.

Jalo un poco de su corbata al sentir como esta le apretaba un poco su cuello, saco de su maletín una botella de agua para calmar esa sed.

Estar sentada en su mismo asiento desde las cinco de la madrugada hasta las 2 de la tarde le era aburrido y cansado, mucho son los papeles importantes que debe revisar y estar atenta de su jefe.

Las manecillas del reloj solo se escuchaban junto a los toques que daba al teclado de la computadora mientras elaboraba otro informe. Miro de reojo a sus compañeras que eran dos omegas, cada una con ojeras en su rostro cansado.
Suspiro y se levantó de su asiento para irse al baño, el gran espejo dejaba verse a ella, la alfa solo miraba a una mala alfa que no debió de nacer debido a comentarios que recibía que le llevaron a la depresión varias veces.

¿En serio ella merecía tener una buena pareja? Pensaba junto a su loba.

Unos murmullos le sacaron de sus pensamientos, unas omegas y betas la observaban con una mueca en sus caras mientras negaban.
Mojo un poco su cabeza y salió de ahí, muchos murmullos ya le hacían sentir incomoda.

Antes de volverse a sentar, alguien le tocó su hombro, volteando para ver de quién se trataba.

— Julia

Era una beta que estaba a su atrás, Celia es la tercera secretaria del jefe.

— te están llamando — cruzo sus brazos para luego mirar su escritorio — pero esta molesto el omega

La alfa miro la hora y suspiro pesadamente.

— gracias por decirlo

La relación con su jefe no era muy buena, al ingresar por primera vez a aquella empresa y al no haber tomado su desayuno, decidió comprar en la pequeña cafetería un taza de café con leche pero no contaba que iba a chocar con el jefe derramando su desayuno en él, arruinando aquel traje que era para sus negocios personales.
A pesar de haberse disculpado y comprando otro traje que ni si quiera llegaba al valor del otro, recibió como respuesta un "vete al diablo".

Al estar a unos pasos para llegar a la oficina, el olor a omega era demasiado pero no era de que estuviera en celo, sino que parecía estar enojado y demasiado, toco la puerta dos veces hasta escuchar un "pase".

— siéntate — le miro de pies a cabeza mientras arrugaba su nariz con molestia — ¿cuánto?

No entendía a aquella pregunta la alfa.

— ¿cuánto te están pagando para que modeles?

— no me pagan jefe, además yo solo soy una secretaria y nada más — lo mire a los ojos sin mostrar nervios

— ¿y cómo saliste en estas revista? — de su maletín saco tres revistas, colocándolo en el escritorio

Las dos primeras tenían la imagen de ella mientas que la otra no.

— en esta revista — señalo la revista que no tenía la imagen de ella — sale de que tienes un gran parecido con los gemelos, hijos de un modelo reconocido.

— no me parezco a ellos

— eres una de nuestras buenas trabajadoras de esta empresa — su cara se hizo solo un poco más seria — espero que no renuncies solo por ser modelo, así que retírate

La alfa solo se levantó de su asiento y salió de la oficina, miro el reloj que estaba colgada en la pared y sonrió de lado al saber que por fin había terminado su turno de trabajo,
Guardo sus cosas en el mismo lugar, salió de la empresa y se dirigió a su auto para ponerlo en marcha. Dentro de quince minutos ya tenía su cita en la clínica.

Mi destino (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora