Seis

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— Este lugar es muy bonito — susurró muy leve el pequeño trigueño, sus ojos contemplaban los rincones de la sala, desde el color de las paredes hasta la decoración tan delicada en la mesita del centro, cada centímetro del lugar era más bonito que ...

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— Este lugar es muy bonito — susurró muy leve el pequeño trigueño, sus ojos contemplaban los rincones de la sala, desde el color de las paredes hasta la decoración tan delicada en la mesita del centro, cada centímetro del lugar era más bonito que su casa, el ambiente era hasta acogedor.

— Barcode — llamó Jeff al aparecer por la puerta, sonriendo para su pequeña inesperada visita y alzando la pequeña maleta blanca. — ¿Tienes frío? — preguntaba en el instante que se sentaba sobre las almohadas, pensando que quizás el niño tenía frío por como hasta ahora sus manos abrazaban sus piernas y como su cuerpo tintineaba por el viento, que quizás corría por su ventana mal cerrada.

— No, solo se siente algo diferente ver tantos colores y... — sus ojos que miraban el rostro de Jeff en cada palabra cayó, dejando su oración incompleta y retirando la conexión de la noche.  — No es nada.

— Bueno — parecía no convencido, estaba algo desanimado en realidad, el niño estaba por fin soltando oraciones largas para él, estaban al menos en el proceso de entablar una pequeña conversación donde los dos hablarían. — Déjame curar tus heridas. — mencionó abriendo el maletín, sacando el alcohol y algodón.

Cada pequeño toque estremecía el cuerpo del niño, Jeff observaba de vez en cuando al algodón y su mano limpiando con cuidado y el rostro rojo del niño, observando como su ceño se fruncia y como algunas lágrimas salían por el ardor, — Ya pasará, no llores, por favor — susurró, sus dedos con el algodón limpiaron la herida de su mejilla, acariciando con su pulgar la zona morada. — Ya casi termino, eres valiente — mutisaba.

Barcode solo mordía su labio maltratado reteniendo en la fuerza el ardor y la incomodidad del tacto sobre la piel dañada. Jeff trato cada herida con cuidado, susurrándole que era un niño valiente, las palabras solo salían inconsciente, las palabras solo reflejaban el recuerdo de su padre cuando se lastimaba, como el adulto trataba sus daños con cuidado y besaba cada herida diciéndole cuan valiente era, cuan fuerte llegaba  hacer por soportarlo y mantener la calma. Barcode solo era el reflejo de su él pequeño, pero claro, la diferencia estaba clara, al niño de mejilla violeta, de labio roto, de ojos rojos por tanto llorar con heridas en todo su brazo y rodillas, era distinto, a él su padre lo maltrataba, a él su padre no lo cuidaba como su padre lo hacía con Jeff.

La nostalgia era idéntica, pero las razones muy distintas.

— Listo — guardo el alcohol en la maleta y se paró directo a botar los restos del algodón usado.

— Gracias P' — agradeció observando la cabellera alejarse un poco, arreglando sus mangas cubriendo otra vez sus brazos, tapando cada rastro de dolor.

— ¿Debería de llamar a la policía? — cuestiono adelante del niño, buscando con la mirada el teléfono que había soltado en el momento que fue en busca de Barcode — Si, debería de informarles sobre esto a ellos, decirles sobre lo que tú padre te hace y...

Oye Phi ¿Me lees un cuento?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora