Cuatro

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Al día siguiente, luego de una cansada noche, aún sobre la cama un trío de amigos  permanecían acostados; sumergidos en el sueño

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Al día siguiente, luego de una cansada noche, aún sobre la cama un trío de amigos  permanecían acostados; sumergidos en el sueño.
Uno con la mitad del cuerpo afuera de la suavidad del colchón, acostado en el descanso del escalón de un lado de la cama, otro sutilmente abrazado al cuerpo ajeno de su amigo, quien permanecía recto, con ojos levemente cerrados y sujetando entre sus manos el brazo que lo rodeaba.

El sonido de la alarma indicando que era momento de despertar e iniciar el día, se hizo presente.

— Agh... — se quejó JJ, el primero en despertar, estiraba sus brazos hacia arriba, su cuerpo entumecido, adolorido y si era posible lastimado, había dormido en un lugar frío y tosco, su cabello alborotado, las puntas paradas, distanciadas en direcciones opuestas, cuestionando se del dolor, cuando la respuesta era obvia.
Sentado aún sobre el descansó, piernas sutilmente cruzadas, observó a sus dos amigos aún descansando, sonriendo por segundos al presenciar el intento fallido de su pálido amigo, Perth, al querer atrapar entre el sueño al pelinegro, quejándose cada que Jeff lo alejaba, tirando inconscientemente su brazo a otro lado, y dándole la espalda, rodando casi al extremo de la cama separandose por completo del abrazo.

La alarma otra vez sonó, haciendo que sus achinados ojos se alejaran de la cama y fueran directo al reloj de cama que en el buró yacía, visualizando en el aparato los números en grande marcando la hora.

"6:30 A M."

— Es muy temprano aún — susurró bajito, solo para él, la canción de la alarma aún se escuchaba por todo el cuarto, bajó los escalones y fue directo al reloj, para apagarla, dejando que el silencio gobernará otra vez la habitación.
JJ no tenía intenciones de despertar a sus dos amigos muy temprano, aún había mucho tiempo, las clases empezaban a las ocho y media o por ahí y podían dormir un poco más, solo un poco, según la cabecilla de JJ era una magnífica idea.

Al lado del buró pudo observar mejor los dos rostros, un pálido con el ceño ligeramente fruncido, y un pelinegro dormido muy tranquilo.
Dio un pequeño suspiro antes de subirse a la cama uniéndose a ellos, colocando a Jeff en el medio, besando sus frentes y sintiendo por segunda vez el calor que ahí permanecía.

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Oye Phi ¿Me lees un cuento?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora