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Fue como si el aire en el cuarto se hubiera extinguido, y lo único que se escuchó fue la última inhalación de sorpresa de ambos, Draco estaba observando el rostro de la chica de la cual se había enamorado, pero era tan diferente, lo primero que notó fue aquel ojo blanco que lo veía con sorpresa y la cicatriz punzante que fue aplicada de nuevo en su rostro.

Leash sintió como su sangre volvía a brotar en ella, se había pasado todos estos meses pensando en él, queriendo verlo de nuevo, abrazarlo, pero no creyó que fuera capaz de hacerlo de nuevo. Se veía más pálido, cansado, pero ni siquiera quería imaginarse lo mal que se veía ella.

Bajó su varita rápidamente, ahora avergonzada, había podido poner esta fachada de intimidante y molesta, pero, con él en el mismo cuarto, todos los recuerdos del año pasado la tornaron débil ante él.

-Leash...- susurró Draco aún incrédulo, la envolvió en sus brazos con fuerza, dejándose perder en la sensación de tenerla cerca de nuevo

Leash ni siquiera sintió dolor dónde estaban sus heridas, había extrañado esa sensación de seguridad que él le proporcionaba, sabía que estaba mal, que debía apartarlo, pero tenía tanto tiempo que había soñado en volver a él, por lo cual se dejó llevar por su calidez y enterró su rostro en el cuello de él, sintiendo cómo su corazón golpeaba en su pecho.

Draco la sostuvo por minutos que se sintieron como horas, se sentía tan frágil, podía sentir sus costillas al abrazarla, estaba demasiado delgada y su piel se veía tan fina, Draco se separó de ella pero la mantuvo a la distancia de sus brazos para poder observar mejor.

Estaba llena de golpes y cicatrices, Draco sentía como sus ojos se acristalaban, le dolía verla así, todas esas marcas eran nuevas, recientes y no podía entender qué monstruo se había atrevido a hacerle eso. Pasó sus manos por su cabello rojo, el cual estaba mucho más corto de lo que recordaba, puso su palma en una de sus mejillas, acariciando su cicatriz que tenía ahora superficie, comprobando su teoría que se la habían vuelto a hacer.

Leash recargó su rostro en la mano de él, cerró sus ojos, saboreando la sensación de su piel contra la de ella, tenía tanto tiempo que lo único que recibía eran golpes y heridas, que la delicadeza de él era casi embriagadora.

Cuando Leash abrió sus ojos de nuevo, se quedó perdida en los ojos grises de él, estaban llenos de preocupación y angustia, pero arriba de eso, era más que obvio el cariño que le tenía y fue eso lo que la hizo reaccionar.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Leash separándose de él

Y Draco lo sintió de nuevo, aquel hábito que Leash tenía, alejarse cada vez que se acercaban.

-No hagas esto- le pidió él cansado- No intentes cerrarte- dijo conociendo su estrategia

-Te mande a decir que no vinieras- dijo ella sin hacerle caso- No quería verte...- intentó mentir

-Leash- la detuvo Draco- Detente, no sé qué crees que vas a lograr pero no me voy a ir- se plantó con firmeza

-No te quiero aquí Draco- se volteó ella, dándole la espalda

Las palabras ni siquiera le dolían a Draco, sabía lo que quería, quería lastimarlo para que la dejará, pero nadie podía doler más que los meses que pasó sin saber de ella.

-No sé con quién crees que estás hablando, pero ambos sabemos que estás mintiendo Spencer- dijo usando uno de sus nombres y Leash se tensó al instante- Estoy harto que cada vez que nos acercamos intentas alejarme- suspiró con tristeza

-Huyes o intentas que yo lo haga- repitió- Pues ya me cansé, si no quieres que te vuelva a ver, o haré, me iré y no me volverás a ver nunca- le prometió- Pero tienes que decírmelo a la cara, demuéstrame que lo dices de verdad- la retó

No me dejes -2 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora