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Draco se sintió como un completo inútil.

No sabía que le había pasado, por que había dicho esas cosas, eran verdad, él sentía todo lo que le había dicho, pero no tenía planes de revelarlos, pero todo el estrés y la frustración de los meses lo habían cansado y simplemente explotó.

Él amaba a Leash, por supuesto que lo hacía, quería estar con ella, moría por estar con ella. La extrañaba en sus brazos, extrañaba sus besos, acariciar su cabello, quedarse dormido a su lado, la extrañaba, la veía todos los días, pero jamás la había sentido más distante.

Ni siquiera cuando no se hablaban la sintió tan lejos, por que al menos entonces eran extraños, ahora eran novios, pero se sentían como extraños.

Él sabía que Leash siempre tuvo cierta sospecha de Astoria, la cual no existía, Draco la conocía y creía que era linda, o al menos era así hasta los últimos meses. La conocía desde pequeña y sólo esas semanas había convivido verdaderamente con ella, conocía su manías, sus expresiones y temores, se había encariñado de aquella dulce chica y era algo que no podía controlar.

Estaba en su cama, dando vueltas en ella, incapaz de dormir, odiaba como su relación con Leash se estaba desmoronando ante sus pies y no podía hacer algo al respecto o al menos no sabía qué hacer al respecto. Volteó a sus lados para ver a sus compañeros de cuarto.

Al principio compartía dormitorio con Crabbe, Goyle, Blaise y Theodore, pero entre los años pasaban, se iban reduciendo el número de compañeros, para dar privacidad o algo así y si tenías suerte, eras designado prefecto y entonces tenías un cuarto asignado para ti solo.

Blaise y Theodore eran sus compañeros de habitación y Daphne, que se la pasaba ahí casi todo el tiempo, tanto era así que Blaise y Theodore juntaban sus camas y los tres dormían en las camas juntas.

Draco en momentos así los envidiaba, muchos creerían que mantener una relación poliamorosa  podría ser complicado o dramático, pero no es así, muy pocas veces Draco los había visto pelearse y la mayoría del tiempo se la pasaban a gusto entre ellos.

Eso quería él, una relación simple, sin drama, sin profecías o guerras amenazándolas, sin secretos y pasado oscuros, pero estar con Leash involucraba todo eso y él había accedido, no sabía si había tomado la decisión correcta.

Justo en ese momento unos  golpes fuertes en la puerta lo hicieron apartar la vista de sus amigos, incluso ellos empezaron a despertarse por la insistencia de los golpes. No eran más de las 12 pero aún así era relativamente tarde para que alguien estuviera tocando en su cuarto.

-¿Quién es?- preguntó Theodore con la voz ronca por haberse despertado

-Leash- dijo la voz a través de la puerta

Los tres voltearon a ver a Draco que estaba igual de confundido que él, se levantó de la cama y se pasó un suéter por arriba de la cabeza. Cuando abrió la puerta esperaba que Leash lo golpeara o le gritara, suponía que seguía molesta por la discusión que habían tenido.

Pero Leash se veía aterrada, nerviosa y preocupada, sus ojos estaban rojos una vez más y estaba temblando, tanto que Draco empezó a quitarse el suéter de nuevo para ofrecérselo.

-¿Estás bien?- le preguntó él preocupado

Leash abrió sus labios intentando mentir, pero no estaba ahí para eso.

-No- dijo en un susurro, incapaz de observarlo a los ojos

Draco volteó al interior de su cuarto y notó que sus tres compañeros estaban igual de preocupados que él, nunca habían visto a Leash en ese estado o suponían que algo muy malo estaba pasando.

No me dejes -2 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora