—¿Esperas que nos creamos esta historia?—Seguís creyendo la historia de un Dios todopoderoso que rige la iglesia católica, ¿por qué esta os parece más descabellada?
—El halo no puede estar en el Vaticano.
—Pero es donde está.
—¿Cómo puedes tenerlo tan claro?
—Ya os lo he dicho. Yo misma lo escondí allí. Las catacumbas funcionan como catalizadores de energía. Si pudieron retener a Adriel durante siglos, podían ocultar el poder del halo.
Suzanne mira a la Doctora Salvius, que se encuentra en un estado similar al trance reflexivo más profundo que jamás ha visto en nadie. A su lado, Vicente, Camila, Yasmine y Dora se mueven entre líneas, amenazando con explotar en cualquier momento porque ni siquiera tras tantas horas de conversación pueden creerse nada de lo que Lilith les está contando.
Al parecer todos los meses que ha estado desaparecida tuvieron un objetivo, el cual vio claro tras la derrota de Adriel, cuando supuso que todo estaba perdido para la tierra y la vida humana; el halo era prioridad. Luego, por supuesto, está el asunto de Reya. No tienen información sobre qué tipo de entidad es, ni cuáles son sus objetivos reales, pero lo que Lilith sabe es que el halo no le pertenece. Nunca le ha pertenecido. Ni tampoco pueden dejarlo caer en sus manos.
—¿Por qué?—pregunta Suzanne—. ¿Por qué desconfiar de una entidad que ayudó a Ava a derrotar a Adriel?
—¿Por qué?—el sarcasmo brota de los labios de Lilith como un manantial. Se ha mantenido en calma hasta ese preciso momento, en el que se alza de su asiento y apoya las manos en la mesa que tiene delante—. ¿Cómo podéis confiar en un ser que ha manipulado a todas las personas que se han cruzado con ella?—mira a la Doctora Salvius—. Primero a Michael y luego a Ava.
—Fue Adriel el que intentó manipular a todo el mundo—rebate Camila.
Pero eso no es del todo cierto, argumenta Jillian, recordando el punto exacto en el que su hijo se transformó en otra versión de sí mismo, una mucho más oscura, cerrada y céntrica cuando de repente vio la imagen de Reya grabada en la pantalla de su ordenador, cuando todo su discurso se vio ensombrecido por el que esa extraña entidad le había dicho que era el correcto.
Una entidad que es capaz de controlar la mente de los demás es una entidad demasiado poderosa y por ende, entender la complejidad de la misma es casi imposible, por eso pide prudencia porque de una manera que no logra comprender todavía, la historia de Lilith tiene motivo de ser.
—Está bien—Suzanne se revuelve en el asiento—. Pongamos que creemos tu versión. ¿Cuál sería el siguiente paso?
—Recuperar el halo.
—¿Y después?—Camila se levanta del asiento—. No me lo digas, esta me la sé. Devolver a la vida a Adriel.
—Ese sería el paso más inteligente a tener en cuenta, por eso no os lo pediré. Excede a las capacidades intelectuales de la orden.
—¿Qué hacemos con el halo una vez lo tengamos?—inquiere Jillian.
—Estudiarlo, por supuesto—Lilith se desploma en el asiento, está cansada de tener que repetir obviedades—. Espero que usted pueda extraer bastante información como para saber usarlo.
—Ya sabemos usarlo— Camila suspira.
—¿Crees que introducir el halo en el cuerpo de una pobre desgraciada es saber usarlo? Hasta el momento todos aquí pensábais que era un artefacto angélico.
—¿Y qué es entonces?
—Es muchas cosas.
—¿Podría devolver la vida a Adriel?
![](https://img.wattpad.com/cover/326919495-288-k766563.jpg)
ESTÁS LEYENDO
SALMOS 121:1 (PRIMERA PARTE/COMPLETO)
FanficQuerida Beatrice, así empieza. Supone que casi todas las cartas que avecinan una despedida empiezan del mismo modo, aunque si es totalmente sincera consigo misma, nunca esperó tener las últimas palabras de Ava entre sus manos. Quizás es esa la raz...