Júlia

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Chicago, 26 de Septiembre de 2022.
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Hoy hace 2 años y 26 días que decidí salir de BCN. Ese es el tiempo en el que mi vida ha dado un giro de 360º. ¿Quién me iba a decir a mi que después de todo lo pasado me encontraría en Chicago debatiendo si volver o no a BCN?

Para los que no me conozcáis, me presento. Mi nombre es Júlia, tengo 29 años y soy de un pueblo de la provicincia de Alicante. Siempre he sido una persona tímida e introvertida. He estado dedicada toda la vida al deporte. Jugaba en el equipo de fútbol femenino del pueblo, quién lo diría en su tiempo, ¿verdad? . A lo que iba, gracias a esa dedicación, a los 16 años el Levante UD decidió ficharme y me mudé a València sin pensarlo dos veces. 13 años fuera de casa son muchos años, me siento mayor.
En València viví mis mejores años pero también tengo recuerdos que no se los deseo a nadie. En esa época fué donde al padre de la que considero mi mejor amiga, enfermó. Dos años de idas y venidas, de trabajo sin descanso entre instituto y club que nos hizo formar una unión que jamás tuve con nadie. Las dos éramos muy parecidas de carácter, además de tener la misma edad. Con 18 años ya atisbaba un gran futuro para ella y, cómo no, yo quería estar ahí con ella. Ella es ofensiva, yo defensiva, nos complementábamos en el campo y hacíamos las delicias a los aficionados.

La mañana de 15 de Abril del 2011, ocurrió. Me rompí el talón de aquiles en una disputa aérea entrenando. Los buenos pronósticos eran 15 meses ya que había sido una rotura total con afectación a ligamentos. Lloré mucho, no os los podéis imaginar, pero ella, aunque tuviese el peor día de su vida, siempre estuvo ahí. A los meses, su padre falleció. Ella se marchó

Decidí colgar las botas el 21 de Agosto del mismo año y, el 1 de Septiembre estaba en BCN buscando piso para cursar medicina en la UB. No le dije nada a Alexia. Sabía que no eran días buenos para ella y lo mantuve en secreto.

Un día decidí darle una sorpresa. Allá que voy yo con mis muletas y mi morro colándome en la Ciutat Esportiva. Estuve viendo el entrenamiento, observando cada movimiento. Lo que había mejorado en 2 meses!!! Era una bestia, y bueno para que mentir, sigue siéndolo. Lloré, no os voy a mentir; echaba de menos sentirme futbolista, ponerme una botas o simplemente hablar todo el día de fútbol.

El entrenamiento terminó y una compañera suya vino a saludarme. No supe qué decir, que alguien de un equipo "rival" me reconociera me subió el ánimo. La vi, siempre con la misma cara de concentrada. Le silbé sólo como yo sabía que iba a reconocerme y vino a abrazarme. Es el mejor recuerdo que tengo de mi llegada a BCN.

Ella siguió dando patadas a un balón y yo estudiando medicina.

Se que os estaréis preguntando que por qué no vuelvo a BCN si Alexia sigue allí. Bien, os lo respondo, es por Alba, su hermana y mi ex.

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