- ¿Si? — contesté al ver que era un número español.
- Buenos días, ¿es usted Júlia? — me preguntó una voz femenina al otro lado del teléfono.
- Sí, ¿quién llama? — volví a responder. Estaba nerviosa y ansiosa por saber quién estaba llamándome y sabiendo mi nombre.
- Mi nombre es Clara Martí y actualmente soy la Jefa de Cardiología del Hospital Universitari Dexeus de Barcelona — puuuuuuuuuuuuuum, mi cabeza estalló. No era el Vall d'Hebron, pero oye, ni tan mal. — ¿Te puedo robar 5 minutos y te comento el por qué de esta llamada? — me dijo.
- Claro, sin proo..bleema — titubeé, estaba muy nerviosa en esos momentos.
- He visto personalmente su expediente académico y sus investigaciones. A mis 65 años estoy fascinada que siga habiendo gente tan joven dispuesta a darlo todo por mejorar. — Espera, perdón, ¿acaba de decir que tiene 65 años? ¿No debería estar jubilada? además, ¿por qué me hablaba de usted? — Jean Luc al que supongo que conocerá, ¿verdad? — obvio que lo conozco, es mi compañero de piso — nos ha hecho llegar todo su trabajo y queríamos ofrecerle la posibilidad de incorporarse a nuestro equipo en Pamplona.
Mi mente enseguida quebró. ¿Había escuchado bien? ¿¿¿¿Pamplona???? Yo quería ir a Barcelona, si volvía a España, quería volver a lo que consideraba mi segunda casa. No me lo pensé y probé suerte.
- Perdona Clara, ¿verdad? — pregunté — no pretendo que parezca una negativa a su propuesta, pero actualmente estoy buscando una alternativa a Chicago en Barcelona. He rechazado varias propuestas en España ya que ninguna es allí — mentí, quería saber hasta donde estaban dispuestos a llegar. — No quiero hacerles perder el tiempo, pero creo que podríamos considerar ambas la propuesta si ésta fuera en Barcelona.
- Disculpa, ¿me estás queriendo decir que únicamente te planteas volver a España si la oferta es en Barcelona? — me preguntó. Creo que hizo la pregunta para que le reafirmara mi propuesta, porque sino de verdad que no lo entiendo. Pensé que había sido clara.
- Sí, únicamente si es para Barcelona.
- Te voy a ser sincera. A mis 65 años debería estar jubilada, pero cómo ya sabes, un médico nunca encuentra al candidato ideal para cubrir su puesto. Sinceramente, creo que podrías desenvolverte genial en mi tesitura y cubrir mi vacante, pero — ¿por qué siempre tiene que haber un pero a toooooooooodo? co*o, con lo bien que iba — también sabes que no depende únicamente de mi. Necesito hablarlo con Dirección, porque si por mi fuera, ya te habría dicho que sí. Un talento como el tuyo sólo se presenta una vez en la vida.
- Clara, no se preocupe. Tómense el tiempo que necesiten para evaluar mi candidatura. Cómo ya le he comentado, si no existe una vacante en Barcelona, no voy a moverme de Chicago. — volví a hacer hincapié, a cabezota no me ganaba nadie.
- Dame un par de horas, voy a ver qué puedo hacer. Nada más tenga noticias nuevas, te lo hago saber. — Se despidió cortando la llamada, dejándome con la palabra en la boca y la cara desencajada. ¿Eso quería decir lo que yo pensaba que quería decir?
Cuando fui capaz de reaccionar, lo primero que hice fue escribir a Mapi. Desde que Ale se rompió los ligamentos, hablábamos todos los días. A veces creo que me entiende mejor que Alexia. Alexia es dura, demasiado, y muchas veces prefiere interiorizar su dolor y sus miedos para que la gente de su alrededor no sufra y a mí eso, me repatea. No me dejó ir a Inglaterra el 5 de julio. Prefirió pasarlo sola. No respondía a mensajes ni llamadas. Si hubiese podido, la hubiera matado.
Le comenté a Mapi lo surrealista que me había parecido la conversación. Me dijo que lo aceptara aunque fuera en Pamplona. Pamplona sólo estaba a 4h en coche de Barcelona. Si había cualquier cosa, podían contar conmigo. En ese momento sólo pensé en que algo me estaba perdiendo para que Mapi me dijera lo que me estaba diciendo. ¿Qué leches estaba pasando con Alexia y yo no sabía?
Bien entrada la noche, deberían ser las 3 o 4 de la madrugada, volvió a sonar mi teléfono.
¿Qué pasa? ¿Qué la gente no sabe la diferencia horaria que existe entre EEUU y España? — pensé de mala leche viendo que llamaba un número español. Hacía años que no ponía el móvil en silencio por las noches. Manías de médicos, espero que el resto de mortales no seáis así. En cualquier momento, podían llamarte para alguna urgencia aunque no estuvieras de guardia.
Era ella. La llamada que estaba esperando. El sí o el no. Las cartas estaban echadas y mi corazón en un puño. Desperté a Jean Luc, no podía responder sola a esa llamada. Necesitaba compañía.
Respondí. ¿Sabéis cuál fue su respuesta?
- Enhorabuena, mi puesto es tu puesto. Te dejamos 10 días para que puedas incorporarte, y 20 para realizar un plan de profesionales que te gustaría tener a tu cargo. Si hay nombres propios que quieres tener en tu equipo, no te cortes. — me dijo Clara de carrera.
Suspiré, empezaron a caer lágrimas por mi cara. Jean Luc me abrazaba. No era capaz de emitir sonido alguno. Estaba en shock.
- ¿Si? Júlia, ¿estás ahí? — preguntó al no recibir nada por mi parte.
- Sí Clara, disculpa, estaba procesando la información que me acabas de dar — por fin podría volver a casa, la cuestión era porque estaba pensándolo tanto, porque no me había dado por gritar de alegría si era lo que quería, ¿o realmente no lo quería tanto?.
- Ah y Júlia, el único pero de esta oferta es que 3 veces al mes, deberás viajar a Pamplona donde también serás Jefa de Cardiología. ¿Qué me dices? ¿Estás contenta? — me preguntó ella más feliz por mi que yo misma.
¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo ha pasado esto? ¿29 años y jefa de cardiología de dos hospitales referentes de España? ¿De verdad había conseguido todo esto por joderme dos años en Chicago? ¿Todo por perder mi vida anterior?
Jean Luc terminó la conversación por mi. No podía articular palabra. Me enviaban hoy mismo el contrato para que lo firmara cuanto antes, no querían perderme. Le agradecí a Jean Luc, es un tipo maravilloso además de guapo. ¿La desgracia? Sigo loca y perdidamente enamorada de Alba.
Me pasé toda la noche en el salón leyendo el contrato. Había algo en mi interior con lo que no estaba en paz. No podía dejar a los míos "tirados" en Chicago después de este año de mierda. Inmediatamente, escribí 3 condiciones para firmarlo. Si las aceptaban, me tenían en su equipo de forma vitalicia. Las 3 condiciones fueron: Jean Luc, Fran y Helena iban conmigo a Barcelona. ¿Me estaba volviendo loca? Pues posiblemente, pero necesitaba a esos 3 conmigo como el respirar. 5 minutos fue lo que tardó la respuesta en llegar. Aceptaban. Igual si les hubiera pedido 1 millón de euros también me lo habrían dado. Siempre me quedaré con esa duda. Firmé. Ahora sí nada ni nadie me retenía por más tiempo en Chicago.
volvemos a casa...
¿os imagináis el recibimiento? os leo
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Serendipia
Fanfic¿Qué harías si después de dos años de salir de tu hogar recibes una llamada para volver? Eso es lo que le pasa a Júlia. Cardióloga de profesión y culé de corazón, decide dejar su vida para marcharse a Chicago y formarse para ser la mejor. Cuando cr...