Habían pasado 30 minutos desde que me llamaron Helena y cía. y aún seguíamos en el restaurante. Cuando hablé con ellos, les expliqué que íbamos a ir todas las que estábamos pero ya se estaban echando atrás la mitad, poniendo la excusas de que estaban cansadas del entreno de la tarde. A estas alturas sólo seguíamos en el plan: Ale, Olga, Patri, Claudia, Mapi, Ingrid, Miriam, Marc, Alba, Ari y Aina.
Estaba hablando con Olga cuando apareció Jean Luc por el restaurante. Le dije que viniera para ir a comprar algo que ofrecer a nuestras invitadas ya que comida y bebida en casa era de lo que menos teníamos, vivíamos prácticamente en el hospital. No me di cuenta cuando entró pero sí el revuelo que originó. Aún sigo riéndome de la cara que puso cuando todas lo miraban. El pobre era muy vergonzoso. Fui en su rescate y le presenté a las chicas. A los 10 minutos de llegar, sugerí marcharnos. Cómo Miriam y Mapi sabían la dirección de mi casa, podían llegar sin ningún tipo de problema por delante mientras nosotros íbamos a comprar.
Al parecer, esta información no agradó mucho a Alba que lo hizo notar una vez estaba el francés montado en la moto conmigo de paquete:
- Oye, ¿dónde vais a ir a comprar? Podemos acompañaros y así no cargáis la compra en la moto, mejor dejarla en el maletero del coche — se encaró Alba a nosotros mientras las demás se montaban en los coches.
- No sé, supongo que por Sants habrá algo abierto, iremos sobre la marcha. Vosotras ir a casa, no te preocupes, Miriam y Mapi saben dónde es y ambas conocen a Helena. En nada iremos nosotros. — le respondí con toda la calma del mundo. Sabía que esto era producido por el alcohol y, sinceramente, no me apetecía nada lidiar con ningún numerito. Le dije al francés que arrancara. En ese proceso, pude escuchar cómo Alexia le decía a Alba: "vamos, ya está bien, ya hablaréis lo que tengáis que hablar".
40 minutos más tarde llegamos a casa. Estaban todas en el salón, repartidas entre el sofá y la mesa. Me fijé como Fran hablaba con Claudia y Patri, estaba totalmente integrado. Que poco necesitan los andaluces para integrarse en un grupo. Fuimos a la cocina a dejar en el congelador la bebida que compramos: cervezas y varias botellas de vino blanco. Estaba por salir cuando Helena me preguntó si estaba todo bien. Le dije que sí pero en realidad no lo estaba. La miré a los ojos para que entendiera que no era el momento. Le dije también que necesitaba 10 minutos, tenía que procesar la noche vivida y cambiarme los zapatos ya que estaban apunto de matarme.
Salí a la terraza y me senté en una pequeña hamaca que teníamos, necesitaba dejar de pensar aunque fueran 5 minutos. No sé en qué momento ocurrió, pero cuando quise darme cuenta ya tenía a Alexia a mi lado.
- Joder, qué susto — me quejé.
- Perdona, no quería asustarte — dijo riendo por mi reacción. — ¿Todo bien? — me preguntó.
- Sí, tranquila, todo lo bien que podría haber ido, ha ido. No te preocupes — le respondí guardándome todo lo que realmente quería decirle. No era noche para desahogarme con ella. Hoy era para disfrutar.
- Júlia, sé que no va todo bien, sé que Alba hoy se está pasando y sé también que lo de Joel te ha jodido. Sólo quiero decirte que estoy aquí para hablar cuando quieras, porque aunque en su momento no entendí lo que pasó, no voy a volver a meterme. No voy a volver a meterme en vuestros problemas porque al final es nuestra relación la que se resiente. — Alexia hablaba realmente nerviosa. Se le notaba la voz temblorosa, estaba pasándolo mal. — No quiero volver a pensar que he perdido a mi amiga.
- Ale, tranquila, está todo bien. Sé cómo es Alba y cómo de insistente puede ser. Hoy no es un día para que nosotras podamos tener la charla que nos merecemos cómo amigas y poder explicarnos muchísimas cosas de este último año. Tampoco es el día para montar ningún numerito ni tu hermana ni yo. Es el día en que tú disfrutes de tus logros; de que vivamos el presente, olvidemos el futuro y de que el pasado no duela más; pero sobre todo, es día de disfrutar de las cosas bonitas de la vida. Tienes a la gente que más te quiere en el salón y, en cambio estás aquí preocupándote de mi. Es hora de que te dejes cuidar, mimar y querer. No siempre podemos estar en la cima del mundo sin permitirnos caer Ale. Sé que para ti es difícil no sentirte futbolista pero ese es sólo tu pensamiento. Sigues siendo futbolista. Tienes la suerte que muchas no hemos tenido — una lágrima rebelde empezó a caer por mi mejilla. — Tienes a grandes profesionales a tu lado que te están haciendo volver más fuerte de lo que ya eras. Es hora de aprender a gestionar que hay otra vida fuera del césped. Se puede ser futbolista sin pisar un césped y eso es lo que tienes que lograr en los 6 meses que te quedan de recuperación. — Ale a estas alturas ya estaba llorando, sabía que le estaban calando mis palabras — Mira a tu alrededor, la gente de siempre estamos. No has perdido tu esencia, sigues siendo la misma que eras. Suelta lastre Ale, eres la mejor por todo tu esfuerzo y constancia pero hoy no es el día de ser la capitana. Hoy es el día de que vuelva la niña de 16 años que conocí un día en Valencia y que quería comerse el mundo. Aquella niña risueña que se divertía con todo. Y si para eso hoy hay que emborracharse tía, pues lo hacemos. Aquí hay sitio para dormir de sobra. Hoy necesitas ser Alexia Putellas anónima, mañana si no tenemos muchas resaca, pensamos en cómo hacemos para que vuelva Alexia Putellas futbolista, ¿trato?.
No me di cuenta cuando pasó, pero pasó. Alexia estaba hiperventilando. Enseguida llamé a Helena por teléfono, el salón estaba 2 plantas por debajo de dónde estábamos nosotras.
- Tía, bajaros ya, aquí ya estamos con las cervezas. — me soltó Helena riéndose. De fondo se escuchaba bastante jaleo, parece que estaban jugando a beso o atrevimiento.
- Helena, escúchame, súbete una bolsa de plástico y el fonendo. Alexia está teniendo un ataque de ansiedad. Rápido. — le solté de carrerilla.
- QUÉEEEEE — Escuché como gritaba. El resto calló. — Subo ya. Fran conmigo. — Escuche cómo Olga preguntaba qué pasaba y ella decía "rápido Fran".
Colgué, me centré en Alexia, tenía que pararlo cuanto antes.
- Ale, está todo bien. Respira hondo. — le hablaba calmada mientras le ponía su mano sobre mi pecho.
No había pasado ni medio minuto la puerta de la terraza se abrió con Helena, Fran y prácticamente el resto de la casa. Todo el mundo estaba muy nervioso y ahora mismo Alexia necesitaba mucha calma. Cogí la bolsa y se la coloqué en la boca. Tenía que cubrir todas las vías respiratorias. Helena se encargó de sujetársela. Me puse el fonendo y comencé a auscultarla. No sonaba muy bien. Se escuchaban ligeros pitos, aparte de la taquicardia que se podía apreciar. Le pasé el fonendo a Helena que con sólo una mirada lo entendió. Fui yo la que ahora sujetaba la bolsa y hablaba con Alexia para que se calmara. Poco a poco se fue calmando. Helena me miraba. Parecía haber escuchado lo mismo que yo. Le hice un gesto como que nadie debía notar que había algo que no estaba bien.
- Eso es Ale, muy bien. Inspira... Expira... Genial, lo estás haciendo genial — alentaba yo a Alexia mientras le hice un gesto a Olga que se acercara. Sé que estaba bastante nerviosa por verla en ese estado. — No te preocupes Olga, está todo bien. Se ha puesto un poco más nerviosa de lo normal por una pequeña regañina que le he metido, ¿verdad Puti? — ese era el apodo cariñoso que le sacamos en el Levante UD. Alexia sonrió, Olga respiró y yo confirmé al resto que Alexia estaba bien.
Una vez pasado el susto y con un poco de bajón emocional, fuimos todas al salón. Al parecer Alexia se tomó al pie de la letra eso de volver a ser la niña de 16 años. Cambió el chip y a mi me encantó ver a mi mejor amiga en ese estado. Mañana ya veríamos cómo abordábamos el hecho de sus taquicardias. Hoy todavía la noche es joven y nosotras teníamos muchas ganas de disfrutar.
sorry peeero tenía que pasar....
aún así, queda la nuit v2
ESTÁS LEYENDO
Serendipia
Fanfic¿Qué harías si después de dos años de salir de tu hogar recibes una llamada para volver? Eso es lo que le pasa a Júlia. Cardióloga de profesión y culé de corazón, decide dejar su vida para marcharse a Chicago y formarse para ser la mejor. Cuando cr...