Serendipia

Volver a casa

Barcelona, 2 de Octubre de 2022.

Hoy he vuelto a Barcelona. He aterrizado a las 11:13h. Helena viene conmigo. Jean Luc y Fran se incorporarán a finales de Octubre. Sólo había una persona esperándonos en el aeropuerto, Eli. 

No me preguntéis que pasó y por qué está ella aquí. Nada más firmar el contrato, le mandé un WhatsApp. Necesitaba saber que estaba todo bien y que podía volver. No quería provocar ningún tipo de problema. Quería a Alba, pero no iba a volver a poner en riesgo mi amistad con Alexia por eso.

Me prometió que estaba todo bien, que no había ningún problema y que se alegraba por mi. También me dijo que me echaban de menos. En plural. ¿Hablaría también por Alba?.

Nada más llegué donde estaba ella, la abracé. No sabéis cuánto había echado de menos a mi "suegra" o segunda mami cómo prefería que la llamara ella. No le gustaba eso de suegra. Decía que eso era muy antiguo. Prefería que todos la tomáramos como madre. Siempre nos recordaba: "sois las personas que cuidáis a mis hijas cuando yo no estoy". 

Quería que fuéramos a su casa. Le dije que no. Le hice prometer que no se lo diría ni a Alexia ni a Alba. Quería que fuera una sorpresa. Ya había hablado con Miriam para hacer una comida y poder reencontrarnos cuando estuviera del todo instalada. Le comentamos donde íbamos a quedarnos. El hotel vela. El hospital nos ha proporcionado una habitación donde poder descansar estos primeros días. Y por si os lo preguntáis: sí, tuvimos que buscarnos piso, no se enrollaron tanto. Antes de salir de Chicago, estuvimos viendo opciones y teníamos varias en mente. Mañana visitaríamos la que más nos gustó a Helena y a mi, una casa de 3 pisos al lado de la estación de Sants. 

Nos acompañó al hotel. Helena prefirió quedarse en la habitación y descansar. La verdad que estábamos muertas del viaje. Yo me fui con Eli a tomar un café al puerto. Tenía la necesidad de pasar tiempo con ella, volver a sentirme cómo en casa, cómo si nada hubiera pasado. El día que lo dejamos Alba y yo, me llamó. Fue la que más se preocupó por mi, además de mis amigos y familia. Nunca le dije por todo lo malo que pasé. Siempre le puse buenas caras por videollamada. Hoy me ha confesado que no se creyó nada. Me conocía y aunque yo pudiera decir blanco, ella sabía que era negro. Me desahogué. Me entendió y creo que me ayudó a quitarme la culpa que arrastraba por mi ruptura. 

Al día siguiente, nada más despertarme, llamé a Mapi. Tampoco le había contado nada. Sólo le faltó matarme por teléfono, pero supe que tenía razón, tenía que haberla avisado. Me suplicó que me pasara por la Ciutat Esportiva a echar 4 chuts ese mismo día. Imposible, sabía que Alexia iba a estar allí. Le prometí vernos en su día libre.

Después de desayunar fuimos a Sants a recoger a nuestros padres que venían juntos en tren desde València. A Helena la conocí en Barcelona. Cursó un año de Séneca. El primer día de clase la adopté. Lo siento, hay que proteger la terreta.

Los 6 juntos, nos dirigimos a ver la casa. Fue amor a primera vista. Además, con el sueldo de los 4, nos daba de sobra. ¿Qué cuál es la especialidad de mis 3 ángeles? Helena es cardióloga como yo. Los otros dos son unos máquinas. El francés es traumatólogo; el otro, médico deportivo. Ya sabéis por qué no los he dejado allí, aparte de por ser mi refugio.

Pasó la semana y llegó el día de nuestra incorporación al hospital. Nos recibió Clara en la recepción, muy maja. Helena y yo nos pusimos al día enseguida. No distaba de lo que hacíamos en Chicago, sólo que aquí parecía todo más organizado. Esa semana fuimos un poco de culo. Echábamos horas de más para entender el funcionamiento de la parte universitaria del hospital. Queríamos saber cómo se investigaba, qué herramientas teníamos y cuál era la inversión. Llegábamos muy tarde a casa. Un día de esos, Mapi apareció en el hospital. Os conté que le prometí que quedaríamos en su día libre, ¿verdad?. Pues mentira, no quedamos. Nos llegó un busca a Helena y a mi. Cardiopatía aguda en urgencias, subrayado en ese busca ponía un VIP. ¿Qué coño de VIP? ¿Resulta que aquí también funcionamos cómo en Chicago? ¿Preferencias a los ricos? — pensé realmente cabreada. Sabía que estaba en una clínica privada y tenía que acostumbrarme a ello, pero eran mis principios. La sanidad no iba de números, iba de personas. 

Llegamos a urgencias corriendo, ese busca en resumen quería decir infarto. Me paré en seco en la puerta del box. Estaba acostada en la camilla riéndose. 

- Si la montaña no viene a verme, vengo yo a ver a la montaña — me dijo Mapi con su sonrisa chulesca.

- ¿Pero se puede saber de qué vas? — contesté realmente cabreada cuando la vi riéndose — y todos vosotros, ¿se puede saber por qué le seguís el juego?.

- Nos ha prometido entradas para el Barça - Madrid de liga.... teníamos que hacerlo — dijo un enfermero que estaba en el box.

- Largaros todos antes de que me arrepienta por no despediros — escupí con toda la mala leche que me consumía. Helena pasaba la mano por mi espalda intentando calmarme mientras Mapi nos miraba con una ceja alzada.

- Anda, ya será pa' menos. Ven aquí, — tiró de mi mano y me abrazó. No sabéis lo que necesitaba estar en unos brazos conocidos — ya estás en casa, sólo déjanos cuidarte. — ¿Por qué me tenía que poner a llorar ahora? ¿Era necesario? Mapi ya sabía de sobra como estaba.

- Os dejo solas chicas. Júlia cualquier cosa, busca. Un placer Mapi — se despidió Helena.

- ¿Cómo estás? Aparte de muy guapa. Joder en dos años cómo has cambiado. — pude decir al cabo de un par de minutos.

- Todo bien nena. Venga, vamos a tomar algo y nos ponemos al día. — fruncí el ceño — Me ha contado un pajarito que hace rato que tu turno ha terminado y aún sigues aquí. Además, te veo muy bien acompañada y ese cotilleo no me lo quiero perder — pero.... ¿será la persona más imaginativa del mundo ella? sí, lo es.

Nos marchamos del hospital, fuimos hacia mi casa. La verdad, no me apetecía tomar nada por ahí, prefería estar charlando tranquilamente en el sofá. Estuvimos horas y horas charlando. Nos pusimos al día. Me contó como le iba con Ingrid, su chica; que para que engañarnos, menudo pibón. También hablamos de Alexia. Creo que era el tema que más nos inquietaba a las 2. Desde el día que me dijo que si pasaba algo, podían contar conmigo, supe que realmente algo andaba mal.

Me contó que se había encerrado en ella, que incluso rechazaba el hablar con Olga, su novia. Conociendo a Ale, sabíamos que había algo detrás. Mapi pensaba que era cosa de la lesión. Jana, una compañera suya, le comentó que hay días que si por lo que sea la rodilla no responde cómo toca, te hundes porque crees que ya nunca vas a volver. Si realmente eso es lo que pasaba, Alexia debería estar en la mierda. También hablamos de su segunda nominación al Ballon d'Or. El segundo año consecutivo que podía ganarlo. La primera mujer española. En toda la historia. Mi cabeza empezó a unir las piezas que no encajaban al principio de la conversación. Alexia, a mi parecer, tenía miedo y estaba sufriendo ataques de pánico en soledad. No quise preocupar a Mapi, ya me encargaría yo de hablar con Alexia. Además, tanto su madre como Mapi sabían que estaba aquí y si pasaba algo grave, me avisarían. Igualmente, decidí escribirle a Olga para decirle que había vuelto a Barcelona a trabajar pero que nadie lo sabía y menos Alexia. Que por favor me guardara el secreto. No la conozco mucho, pero parece buena chica, aunque lo tenga difícil para desbancar a Jenni de mi corazoncito.

Cuando se iba Mapi de mi casa, me comentó que si ganaba Alexia el premio, lo celebrarían con una cena sorpresa. El 18 de Octubre en nuestro restaurante favorito. Iría toda su gente. Familia, amigos y su equipo. Le prometí que iría y esta vez SÍ iba a cumplirlo. 

familia, amigos, equipo, Alba...

¿qué pasará esa noche?