Wooyoung

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lost

Wooyoung estaba perdido

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Wooyoung estaba perdido. No se encontraba a sí mismo en ningún lugar. No se encontraba en su hogar, en los brazos de su madre, en su habitación, en los juegos con sus hermanos. Simplemente, había perdido lo que lo hacía ser "Jung Wooyoung". Su madre lo había visto perder su chispa poco a poco, a medida que crecía, y había sufrido en silencio el ver cómo su hijo pasaba de ser un chico brillante como el sol, a ser un chico apagado como una vela. Le dolía, porque se daba cuenta que su hijo se buscaba a sí mismo en las actividades que antes disfrutaba, sin éxito.

―Creo que deberías salir a caminar, a tomar aire― susurró su madre, asomada en la puerta. Wooyoung la miró, dejando el celular un momento. Sus ojeras eran cada vez más oscuras―. Si no quieres salir, deberías ir a jugar con Kyungmin al jardín. Te extraña.

***

Hyeon había perdido su familia cuando tenía veinte. Sus padres la habían repudiado cuando se quedó embarazada. Primero, porque aún no terminaba sus estudios. Y segundo, porque era demasiado joven para tener un hijo, con un chico que sus padres no aprobaban. Nunca la perdonaron, ni ella a ellos. Se mudó a Ilsan con su hijo, lejos de sus padres y del padre de su hijo. Había sido difícil, pero había logrado seguir adelante. La hermana de su madre la había acogido en su casa hasta que ella logró conseguir un trabajo estable y un pequeño departamento para vivir.

―¿Piensas hablar con el padre?― preguntó su tía. Ella negó con la cabeza―. ¿Y cuando tu hijo pregunte?

***

Hyeon le dio la mano a su hijo y caminaron por el parque, observando a las otras familias. Era un día nublado, aunque no hacía demasiado frío, pero ella y su hijo iban igual abrigados. Su niño parecía un malvavisco, en palabras de su tía. Tenía tres años, y ya casi comenzaba el nivel inicial en la escuela, pero Hyeon no estaba lista para verlo con un pequeño guardapolvo color celeste. Aún era muy pequeño

―Mamá, un pewwo― dijo el niño. Hyeon salió de sus pensamientos y vio a otro niño, de unos seis años, jugando con un perro blanco.
―Es muy lindo― respondió ella. El perro corrió hacia ellos, moviendo la cola, y el niño se asustó―. Tranquilo, Jihu, no te hará nada― dijo, alzando al niño.
―¡Berry!― dijo el otro niño, corriendo hacia el perro.
―¡Kyungmin!― llamó alguien. El niño, Kyungmin, alzó al perro, mirando al lugar de donde vino su voz.
―Lo siento, noona― le dijo el niño a Hyeon, mirándola―. ¿Su hijo está bien?
―Sí, no te preocupes― sonrió Hyeon, con el rostro de su niño oculto en su cuello―. El perro lo asustó, no es nada.
―Kyungmin, vamos, mamá quiere que volvamos― dijo un chico. Hyeon miró y vio a un chico de aproximadamente su edad, con ojeras y el cabello algo desordenado por el viento―. Oh, hola. ¿Tú eres...?
―Berry asustó al hijo de noona― respondió Kyungmin. El chico asintió.
―Supongo que lo soltaste de su correa, ¿no?
―Sí, pero no pensé que fuera a correr, Wooyoung-hyung.
―Vamos, Kyungmin― dijo él, en cambio, suspirando. Hyeon los miraba, con una sonrisa pequeña―. Mamá se enojará contigo.
―¡Adiós, noona!― dijo Kyungmin, con una sonrisa. Ella lo saludó con la mano, mientras se iban.

O N E S H O T S {Ateez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora