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-¡Pero qué tío imbécil! ¡Lo apoya más de media Europa y se desmaya al ver que un crío de habla hispana apoya a la madre Rusia!

-Esperate, ¿Te insultaste a ti mismo y a tus hijos?- Fernando observa a Rodolfo, expectante. Conocía bien al viejo y sabía que tenía hijos latinos.

-Seamos sinceros, Fernando.- España le dirigió una mirada de pesimismo. Todos sus "hijos" hispanos no tenían dinero, aunque él tampoco puede quejarse haciéndose el rico.

Fernando estuvo a punto de atacar al español por el sarcasmoo, pero se detuvo al ver que el ucraniano retomaba el aire y volvía a tomar conciencia.

-¿Estoy muerto? Oh, Dios, estoy en el infierno.- su expresión de emoción cambió a una de amargura al ver al español junto al mexicano en frente de él.

-¡Eh!

-Ya, pero ¿Lo dijiste por mí o por él? Aclara el agua, we'.- Fernando pregunta con duda, ignorando por completo la presencia de Rodolfo al lado suyo, mirándolo con ojos de fiera.

-Te juro que si no cierras la boca te la voy a cerrar de una ostia.

-Lo bueno es que se siente bien, ¿Verdad?- Martín habla, tomando con cuidado la cabeza del ucraniano y abrazándolo para que no se lastimara la cabeza de nuevo.

-No.- Oni responde con sinceridad, tratando de no sonar más desgraciado en frente del albiceleste.

John veía desde lejos la pequeña reunión de hombres pobres y Rodolfo. Oni estaba tirado boca arriba, con su cabeza apoyada en las piernas del nuevo latino, Fernando estaba agachado junto a Rodolfo a igual que Martín, pero la diferencia era que seguían discutiendo de quién lucía como un diablo en el infierno.

-¡No mames, cabrón! ¡Es más que claro que tú eres el pinche diablo en persona!

-¡Pero no me jodas, azteca sin higiene! ¡Tu rostro es verdaderamente digno de un diablo!

-¡¿CÓMO PUTA MADRE ME LLAMASTE, HIJO DE TU PUTÍSIMA MADRE?!¡PINCHE COLONIZADOR DE MIERDA!

-¡¿DISCULPA?! ¡NO JODAS CON MIS ANTEPASADOS!

-Você gosta de flores cor de rosa ou margaridas? (¿Te gustas las flores rosas o las margaritas?)

-¡YA CALLENSE, MALDITOS INFELICES!

-Ohhh.-  miró con boca abierta al coronel, no era común que gritara, menos maldiciendo.

El mexicano apareció atrás del hombre y se acercó lo suficiente para susurrarle.

-No mames. ¡Ya eres uno de nosotros! Uno de nosotros, uno de nosootros. Uno de nosooooooo-

Antes de que pudiera continuar su burla, Anders le dio un puñetazo en la cara, rompiendo su naríz con rapidez. Fernando cayó al piso y rodó en él como si se estuviera quemando, sus dedos apretaron su naríz para que no saliera sangre, pero era demasiado tarde, su camiseta de "Perro waton" se había manchado.

-¿Por qué tanta violencia, tío?- Rodolfo se para y abre los brazos, pidiendo un abrazo, cómo si fuera un tierno ángel, lo cual ni en mil años podría llegar a serlo.

Rodolfo intentó abrazarlo, pero Arno lo detuvo, no estaba de humor para lidiar con la hipocresía del español.

-Rodolfo, don't touch me.- ordenó Arno, volviendo a su semblante serio y demandante, ya su estrés había dejado su cuerpo.-Well... I need to talk to you alone.

-Eh... Prefiero el queso, pero bueno.- responde Martín, incrédulo.

Oni no aguantó la risa y se rió de la ignorancia del argentino.

Mi Amor Argentino (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora