Navidad

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¡Feliz navidaaaaaad!
Un especial corto para celebrar esta fecha

¡Feliz navidaaaaaad! Un especial corto para celebrar esta fecha

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-Navidaad, navidaad, dulce navidaaaaad-cantaba Waldemar mientras paseaba por la casa con saumerios para sacar la mala onda.

Gustavo estaba sentado en el sillón de la sala jugando con su teléfono, navidad no era una fecha favorita. La verdad era que su mal humor por esta fecha había comenzado desde la navidad pasada, en la cual Martín le tendió una broma pesada y lo dejó traumado con la fecha.

Sus ojos bicolor de amarillo y azul subieron, el canturreo del contrario no lo dejaba concentrarse.

-Flaco, cállate o te callo a trompadas.- amenazó el hombre de cabello azabache levantandose del sillón.

La distancia entre los dos era corta, Gustavo estaba a punto de golpearlo si seguía cantando. Su mirada furiosa miraba los ojos despreocupados y divertidos de Waldemar. El toma tereré no se podía tomar en serio la furia de Gustavo.

Waldemar abrió su boca y curvó una sonrisa, amenazando con volver a cantar.

-Buee, tanto quilombo por jugar al fornite. ¿Por qué no te vas a hacer algo productivo, ehh?

Gustavo y Waldemar voltearon a ver al argentino tirado al lado del árbol de navidad.

La voz era ronca y alargaba demasiado las palabras, era obvio que andaba muy borracho o fumado.

-¿Y este qué se fumó? Que comparta.- dijo Waldenae, en parte divertido y por otra.. mucha sinceridad.-¡NAVIDAD!

-¡PERO CERRA EL CU-!

La atención de Gustavo se desvío del paraguayo hacia un enano de rasgos asiáticos y piel casi morena. Idéntico al coronel Japonés Yamamoto pero carbonizado.

-¡Maradona!-grita el desconocido.

-¿Y este quién poronga es?- apuntó sin vergüenza la frente del más pequeño.

- Yui, el jefe general de la flota de Bangladesh ¿Viste que es re piola? No sabe ni decir hola en español, pero nos entendemos. ¿O no?- El argentino ve al asiático expectante de recibir una respuesta.

-Maradona.- volvió a hablar la pulga.

-Seee, nos entendemos.

-Naa, yo me voy con João. Me cae para el culo el padre, pero prefiero cagarme a trompadas con él que aguantarlos a ustedes.- anunció Gustavo yendo a la puerta.

-Qué ortiva.- mencionó Martín con cara de aburrimiento.

Waldemar estaba a punto de opinar/bardear, pero golpes en la ventana llamaron su atención. Volteó y vio al tan conocido como el romántico Francés, con la cara más rabiosa que vio en su vida.

-No sé vos, pero me parece que te está bardeando.

-¿Qué decís? Si me re quiere.- sonrió y se acercó a la ventana. Corrió más la cortina y dejó que la figura del europeo se viera mejor.

-METTEZ LE VERRE DANS LE CUL !- gritó el francés, claramente enojado y con ganas de matarlo.

-Pero dejá de hablarme el chino que no entiendo.- dijo con total tranquilidad, cerrando las cortinas e ignorando la furia. Mucha mala onda en la casa.

-¡Maradona!- Yui apareció atrás de él y lo abrazó por las piernas.

-¡Maradona!- imitó voz chillona y abrazó al más enano, alzandolo y abrazándolo entre sus brazos. Luego lo dejó de nuevo en el suelo, pero el pequeño asiático siguió aferrado a su pierna.

La puerta volvió a abrirse, era Gustavo con un humor mejorado radicalmente. No estaba molesto, pero tampoco alegre, más bien pérdido.

-Che,¿Y mi mantecol?- preguntó el marihuanero desde la entrada viendo como el mantecol que tanto le costó comprar estaba en la boca de su amigo guaraní.

-¡¿TE ESTÁ HACIENDO ALGO MALO?!- João salvaje apareció.

Arrastró con fuerza al asiático y lo llevó consigo abajo del sillón. Se escucharon sonidos de perros peleando, nada nuevo para los latinos.

-Alto disfraz del cuco.- rió Martín.

-Che, ¿No querés el número de un psiquiatra? Tengo contactos que no te cobran caro.- negoció Waldemar, poniéndose en frente del sillón mientras comía mantecol.

-¡PERO LA PUTA MADRE! ¡¿ACÁ NO HAY NADIE NORMAL?!- Gustavo miró a su hermano, quien sólo subió y bajó sus hombros.

-La verdad qué no.- Martín se quedó mirando el árbol de navidad, admirando las luces navideñas.-Che, ¿Trajiste birra, Walde?

-Ya las tomaste, boludo.

-¿Qué? ¿Cuándo?

-Hace unos 20 minutos.

-Es un montón, tengo sed todavía.

-Te chupaste cinco botellas, pedazo de cabeza de termo adicto al alcohol. No sé cómo seguís parado.

-Me voy con el brazuca, adiós.- Gustavo se fue de la casa, dando un fuerte portazo y dejando atrás a la manga de idiotas.

El dúo matero estuvo en silencio, escuchando los sonidos de animales pelear de fondo.

-¿Pinta tomar tereré?

-Dale.

30 minutos después:

*Walde tomando los cabellos de Martín para que no los ensucie con vómito*

Mi Amor Argentino (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora