11

1K 80 23
                                    


-¡¿Vos no pensas en la plata?! ¡¿TENÉS MENTALIDAD DE POBRE?!- Gustavo apuntó su cabeza. -¡¿No te acordás que le caes bien a Chang?! ¡A CHANG, BOLUDO! ¡SI TE CASAS CON ÉL VAMOS A TENER ARROZ GRATIS!

-¿Qué-

-Sos pelotudo?- continuó burlándose Waldemar.

-¡Shh, traga viejas! ¡No te metas!

-¡¿Me dijiste TRABA?!

-¡ADEMÁS DE TRAGA VIEJAS, SORDO SALIÓ!

(En otro lado)

Mientras tanto, con el chino roba corazones de perro-... El asiático estaba tranquilo, disfrutando del maravilloso día soleado, encerrado en su oficina lleno de papeles, claramente disfrutando.

-Hey, Chang. - Yamamoto lo llamó. El nombrado despegó la mirada de los papeles y la fijó en el muchacho. -Your ears are redder than usual, aren't you sick?
(Tus orejas están más rojas de lo usual, ¿No estarás enfermo?)

-No, no, I'm okey. Maybe someone is talking about me hehe (No, no, estoy bien. Quizás alguien está hablando de mí jeje)- agregó sonriente, liberando una pequeña risa al recordar ese dicho que le dijo su madre una vez.

El contrario lo miró y se contagió de su sonrisa, no estaban bien en términos económicos, Yamamoto tenía varias deudas que pagarle al chino, pero la pequeña amistad que habían formado era inquebrantable.

Yamoto curvó una pequeña sonrisa y se sentó en su escritorio, sacó su computadora y comenzó a escribir. La reunión de Asia (organizadas por ASEAN) era básicamente trabajo y charlas extensas.

-Yamamoto, do you know a country called Argentina? (Yamamoto, ¿Conoces a un país llamado Argentina? )

-Mmh.. No, I don't know of any named like that. Why do you ask that? (Mmh.. No, no conozco a ninguno llamado así. ¿Por qué preguntas eso?)

-Oh, for nothing. I thought you knew it, It is a country with very funny people

-Wow (Guau)- Yamamoto miró sorprendido a Chang a través de sus lentes, para que Chang le diga a alguien "divertido" sin ser sarcástico... Eso era impresionante.

-Do you think you can get his home address? (¿Crees que puedas conseguir la dirección de su casa? )

—Whose? (¿De quién?)

Esa pregunta exaltó a Yamamoto, pero no había ningún problema, ya le habían puesto cámaras de vigilancia en la casa Blanca, ya nada lo consideraba de extremo acoso.

Hospital de pobres:

-¡PENSA CON EL BOLSILLO! ¡USA TU COEFICIENTE INTELECTUAL Y DECIME QUÉ LE VES A ESTE NEG-! .... Sin ofender.- Tocó el hombro del brasileño y ofreció sus más sinceras disculpas por su nivel de racis-

-Não há problema, gordinho.- respondió sonriente João, dándole un tic nervioso al uruguayo.

-Basta de decir eso que flasheo a Ronaldinho gordo.- advirtió el de azabache suspirando de cansancio.

-Pregunta ¿Se pueden callar, por fa'? Me tienen las bolas llenas, déjenme dormir.- de nuevo, se tapó hasta la cabeza con las sábanas del hospital.

-Bue', te dejo, ¡PERO PENSALO! ¡PENSA BIEN TU RESPUESTA!- Gustavo siguió rompiendo los huevos, apuntando descaradamente su cerebro.

-¿Okey? Anotado en lista de cosas que me voy a olvidar, ahora raja de acá.

-¡PENSALO!- volvió a gritar ya en la puerta.

-¡BUENO YA! ¡RAJA DE ACÁ!

....


Gustavo y Waldemar estaban secos, con paquetes de medialunas, pero secos de plata. Pidieron un remis en el camino y terminaron rompiendo la ventana del auto, escaparon y fueron perseguidos dos cuadras por el chófer.

El uruguayo se estaba meando y Waldemar no tenía nada que hacer, así que decidieron ir a la casa de Martìn.

-¡La puta madre, qué baranda!- Apretó su nariz de inmediato al oler el apestoso aroma. Caminó hacia atrás y luego tomó valentía decir hacia adelante. Se acercó a la entrada y vio fijamente con desconfianza una bolsa de cartón putrefacta apoyada contra la puerta.

Ni los perros callejeros querían saborearla, y eso ya significaba muchas cosas. Desde lejos no había nada raro, vivían en un barrio muy villero, pero por ser países no les robaban. Era tranquilo, ignorando los tiros y los gritos de uno que otro pibe siendo baleado.

Bueno, la tranquilidad nunca fue normal, sólo ignoraban el constante quilombo.

...

-¿Qué chota es eso?

El dúo dejó de caminar y quedaron alejados de la puerta, había un paquete extraño allí.

-¿Un animal muerto?

-No boludo, si fuera una laucha los gatos se lo hubieran comido. - Se agachó y quedó s unos pocos centímetros del paquete. Con cuidado, acercó un poco su mano, pero luego la alejó y fue a buscar en un basurero roto un pedazo de fierro.

Ni en pedo iba a tocar una posible bomba.
Volvió a acercarse y tocó unas cuantas veces la bolsa, en un momento la pinchó y sintió una textura normal, no llamativa cómo la dureza de una bomba. Usó el fierro para acercarlo más hasta él y se atrevió a agarrarlo en sus manos. Abrió cuidadosamente la envoltura y quedó anonadado.

Sus ojos se agrandaron, las pupilas negras se achicaron y su boca se entreabrió de sorpresa. Waldemar miró su reacción y quedó estático. ¿Qué mierda estaba mirando el Gus? Pensó intranquilo.

-Esto es...- creó un suspendo mientras observaba atentamente el paquete. Sus manos ya tenían agarrado algo.

.
.
.
.

-Una hamburguesa.

-Hijo'e perra, me asustaste.- Waldemar llevó una mano en su pecho y respiró profundo, el corazón casi se le salió del pecho porque había pensado que era una bomba. Hace unos días le rompió las bolas a un árabe por Instagram y ya andaba perseguido, burlarse de las bombas no fue tan buena idea porque ahora se imaginaba en sus pesadillas que le gritaban en árabe.

-¿Quién verga deja una hamburguesa podrida en la puerta? ¿Papa Noel se fumó un porro o qué?

-No tengo ni idea, gordito.

-Basta.







.....

Cuando pensó que el hospital ya estaba libre de boludos insoportables, la puerta fue abierta bruscamente de nuevo.
Marrìn ni dirigió su mirada, quedó mirando con odio la pared mientras que João ni sabía qué hacer. Cuando vio a otro latino pasar por la puerta, el de moreno se sintió invadido, al parecer tener un momento a solas con el argentino era imposible.

-¡Hola! ¡Escuché que te vas a casar con un coronel! ¡Felicidades! ¿Vos sos mi amigo, verdad? Los latinos somos hermanos de corazón- el nuevo intruso se pudo frente a la camilla y se sentó al lado del cuerpo acostado de Martín.

Sin más remedio, este tuvo que levantarse y quedar cara a cara con el hombre desconocido. Sus pupilas estaban levemente rojizas, pero no le prestó atención a ese detalle.

-¿Qué? ¿Quién chota te dijo eso?

-Gustavo, claro. Él y yo somos compañeros de alma. - llevó sus dos palmas al centro de su pecho y habló con dulzura claramente exagerada.-¿O no, parce? - giró su cabeza y apuntó a João con la mirada, el brasileño no supo qué decir.

-Ese es Joni.- corrigió Martìn.

-Ah... Y yo que le iba a decir que tenía cara de enfermo... ¡Bueno, compadre! ¡Si necesitas algo-!

-¿Siempre sos así de chamuyero?

-No sé de qué me habla, primo.- Cerró sus ojos y se hizo el desentendido.- Yo no hago esas vainas con la gente. Yo no soy un hipotenusa.

-¿Hipócrita?- corrigió esta vez João, tosiendo.

-Vos cállate Gastón que nadie te hablo.

Mi Amor Argentino (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora