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— ¿cuántos meses tienes?

— uh... — el peruano volteo desorientado. — hola... cumplí 7 meses...

— oh, es impresionante.

— ¿qué es impresionante?. — preguntó curioso.

— eres un omega, ¿verdad? Eso es impresionante.

De pronto la palabra impresionante no tuvo el mismo peso si se lo diría a cualquier otra persona, pensó el peruano. Por alguna razón, lo único que recordó son todas las situaciones que había pasado alrededor de su vida como omega, y eso no era impresionante, impresionante era como había sobrevivido hasta ese entonces.

— gracias.

— ¿ya sabes si es niño o niña?

— sí, es un niño. — respondió el bicolor mirando su pancita hinchada.

— oh, la mía es una niña. ¿Cómo te llamas? — pregunto ansioso, el chico era muy sonriente y probablemente sociable por como había comenzado la conversación.

— me llamo Perú... ¿y tú?

— ¡¿eres Perú?! Eres el esposo de Usa, ¿no?

— sí... esposo. — sonrió pensando en lo bonito que se sentía ser llamado así. — sí, soy yo.

Era el esposo de Usa.

— yo soy un amigo de Usa, no nos vemos desde hace años, cuando me case fue la última vez que lo ví. — murmuro al final intentando recordar.

— oh... él no me habla tanto de sus amigos.

— quizás porque está tan embobado contigo que se le olvida. — bromeó entre pequeñas risas. — fue una sorpresa escuchar que se casó.

— ¿por qué?...

— él y yo terminamos porque yo era un beta, no podía darle hijos.

— no podías... — miró su estómago.

— oh, ahora sí, me ayudó bastante mi pareja, estoy muy feliz de... poder tener un bebe...— miró su propio estómago nostálgico.

—...

— pero debe ser bueno que seas un omega, Usa debe estar feliz de poder tener un niño. — sonrió.

—-

Mr. Loverman l UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora