006

637 69 1
                                    

Deambular por la casa ya no se sentía lo mismo.

Perú había visitado la habitación de su hijo apenas llegó del hospital.

Se sentía tan triste caer en la idea de que nadie ocuparía la cuna, Perú lloró una vez más al ver las mantas con las que cubriría a su hijo y la ropa que sus hermanos habían traído para su niño.

— Perú, cambiaré está habitación...

El bicolor volteó a ver al estadounidense y sonrió.

Él iba a borrar todo lo que estaban preparando para su hijo, él iba a borrar todo.

— me da igual...

— Perú, ¿quieres que nos mudemos? Podemos hacerlo.

—...

Perú sentía que había perdido a su hijo y esposo, escucharlo dar soluciones rápidas se sentía tan mal en su boca, tenía tantas ganas de vomitar el solo escuchar a Usa decir que podrían viajar, mudarse, salir e incluso lo que era peor, tener otro hijo.

Odio lo que dijo Usa en esos momentos.

Para Perú nada sería reconfortante, lo único que deseaba era dormir y no volver a despertar, sería un alivio, pues por más que Usa intentará convencerlo de volver a como era antes, Perú no cedería.

De hecho, ya no culpaba a Usa.

Solo lo extrañaba cada vez más.

Pero extrañaba al Usa que conocía meses atrás, meses donde México no existía para ninguno de los dos.

Porque ahora solo extrañaba a su hijo, quería morir y acompañarlo.

Eso sería un alivio.

— no.

— solo guardarás recuerdos...

Eso quería.

Recordar a su hijo.

—-

Mr. Loverman l UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora