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Cuando Perú salió del hospital simplemente recibió una carta.

Era de Usa, adjunto a otros documentos que al instante pudo saber que eran los papeles del divorcio.

Finalmente.

Era oficial, Usa y Perú estaban divorciados.

Perú sonreía sin embargo por alguna razón su corazón no dejaba de doler, quizás tanto como la primera vez que se enteró del engaño o como cuando le dieron la noticia de que había tenido un aborto espontáneo, quizás tan solo sea la suma de los dos.

Pero dolía, dolía como nadie podía imaginarlo.

Lloró revisando una vez más el nombre de su ahora ex esposo en la hoja, ¿cuánto habrá demorado en escribirlo? Quizás pudo haber dudado en la primera curva que tenía un trazado movido, ¿qué tal en la firma? No veía que le haya tomado mucho tiempo.

Parecía que estaba preparado para hacerlo y eso dolía aún más.

Usa ya había terminado con ambos.

Había terminado con Perú.

y Perú sentía tantas ganas de morir.

— ¿Perú?

—...

— Perú...

Era Rusia.

Quien también tenía unos papeles en sus manos, eso solo destrozó más al omega.

— t-tu también...

— me engañó.

Perú rió corto ante la sonrisa avergonzada del ruso.

Ambos habían sido engañados por completo, desde el inicio Perú solo fue una pantalla para que Usa esperará a México.

Y el Ruso solo fue una vía para que ambos consiguieran lo que siempre quisieron, un bebe.

Fue tan fácil finalmente para Usa darse por vencido con Perú y volver con México.

— pero somos dos. — expresó el ruso esperando a que las risas del bicolor pararán.

— sí... pero yo puedo resolverlo.

— ¿quizás me ayudarías a mi también?.

— no, porque quizás tu todavía puedas seguir adelante.

Y esas palabras preocuparon a Rusia.

—-

Mr. Loverman l UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora