009

631 74 4
                                    

Nuevamente Perú había intentado quitarse la vida.

Ya era la segunda vez en este mes.

— Perú, para esto.

— no lo logré...— murmuró para si mismo.

— tienes que parar... yo sigo aquí, ¡sigo aquí! — gritó mientras caminaba de un lado a otro alrededor de la habitación.

— sí...

— no me estás escuchando... tu no me escuchas. — lo tomó por ambos hombros sacudiendolo. — tienes que reaccionar, ¡ya pasaron dos meses! No estuvo entre tus brazos, y ¡yo sigo aquí! ¡¿qué es tan difícil de entender?!

—...

— ¡señor, déjelo!.

Las enfermeras corrieron a socorrer a Perú, quien simplemente ni se inmutó ante los gritos del estadounidense, podía percibirlo, Usa ya estaba cansado.

En cualquier momento lo dejaría.

Perú estaba feliz por eso.

Ya que ese tipo no era el chico que había conocido. Su Usa nunca le habría levantado la voz, no habría lastimado sus brazos, y sobre todo, no lo habría engañado.

Pero aún quería sentirse cálido, últimamente cuando Usa lo tomaba de la mano solo las enfriaba más.

— ¡para de estar en tus pensamientos!.

— ¡basta, saquenlo!.

—... divorcio.

Las enfermeras se congelaron y la mirada de Usa se nubló.

— bien... ¿eso es lo que quieres? Está bien, mañana te traeré los papeles firmados.

— el paciente no está en condiciones de-

— gracias...

Perú sonrió cerrando los ojos y Usa no pudo decir nada más antes de salir. Las enfermeras se quedaron mirándose unas a las otras.

—-

Mr. Loverman l UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora