━ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 FORTY ONE ❃

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𝘿𝙀𝙎𝙀𝙎𝙋𝙀𝙍𝘼𝙉𝙕𝘼

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Habían pasado cinco días desde aquella noche. El aire era distinto, la brisa del viento golpeaba tan lento que a penas se sentía  mientras que el cielo, siendo de día o de noche, se pintaba de un gris claro.
La desesperanza se apoderaba de cada uno de los habitantes de Auradon, los días pasaban y el sentimiento nunca se iba, un profundo dolor que parecía no tener final.

Ben se preguntó si en algún punto, merecía lo que ocurría. Si aquello era producto de sus actos.
Mientras que, estando despierto o dormido, no encontraba consuelo alguno, una tormenta infernal se había apoderado de su mente, dejándolo intranquilo y sin una gota de paz, solo una persona podría persuadir ante esos sentimientos pero cada día que pasaba, sentía todo, menos aquel consuelo.

Sabía que sus amigos solo buscaban tranquilizarlo, ¿pero cómo podían hacerlo? Si la única persona a la cual amaba, parecía que cada día más, su esencia se iba perdiendo.

— Ben... — murmuró Mal mientras se sentaba a un costado suyo.

— ¿Alguna novedad? — un ligero brillo en sus ojos se hacía presente, sin embargo, muy en el fondo, sabía la respuesta.

Mal negó con la cabeza mientras una mueca se instalaba en su rostro.

— Aún no lo comprendo. ¿Por qué Audrey pudo despertar y ella no?  — la pelimorada dio un ligero abrazo al chico, por primera vez, había hecho a un lado sus sentimientos por él e intentaba ser una buena amiga.

— Tal vez, debemos replantear la idea — comentó Mal con ligera tristeza.

Al escuchar sus palabras, Ben palideció mientras, bruscamente, se alejaba de ella.

— ¿Cómo puedes decir aquello? — preguntó el chico con rabia — Ella está viva y si es necesario, gastaré hasta el último recurso disponible.

— Lo entiendo, Ben... pero esto, ya es demasiado, tanto para ella, como para ti, y para todos — comentó la chica.

— No la dejaré ir... — lágrimas brotaban de sus ojos.

— Tú sabrás hasta dónde hacerte daño — tomó su mano en una caricia, mientras le daba una última mirada y se alejaba del lugar.

Considerar aquella posibilidad, le calaba los huesos. Tal vez nunca se había puesto a pensar qué sería de su vida sin Elizabeth.
Habían pasado toda su niñez y adolescencia juntos, que había asegurado toda una vida a su lado.

Unos pasos atrás de él, le indicaron que su madre se encontraba de visita, odiaba aquello, él no necesitaba de alguna especie de intervención recordándole que Elizabeth se encontraba en el limbo o al menos, eso creía él.

— Madre... — Bella le regaló una sutil sonrisa al chico, y por unos segundos sintió un poco de calma, como si la mirada de su madre le indicara que no hablarían hasta que él quisiera, eso amaba de su madre y Elizabeth.

De pronto, sintió un pequeño abultamiento en su pierna derecha, al recordar, rompió en llanto.

— Había guardado esto, justo luego del baile... — su madre la miró sin comprender a qué se refería — pensé que sería el momento perfecto pero... — tragó en seco — Ahora sé... que cualquier momento hubiera sido perfecto mientras ella estuviera ahí. Nunca fui lo suficientemente valiente, madre.

— Claro que lo fuiste, cariño... — mencionó su madre con tristeza.

— No... nunca luché lo necesario por lo que quería y ahora... — miró hacia el cielo — ni siquiera puedo luchar por ella.

— No puedes castigarte de esa manera, Ben... No fue tu culpa.

— Lo fue, desde el primer momento en que puse mis ojos en ella y pensar que el peligro nunca se desataría aquí. Fui ingenuo y testarudo.

— Fuiste y eres un buen rey, de eso no cabe duda, tomaste acciones que creíste conveniente.

— Pero puse a la chica que amo en un gran riesgo, en uno que ni siquiera sé si saldrá libre. Mis pesadillas, en las últimas semanas, se convirtieron en una película, se repetían una y otra vez, sin parar. Y ahora he comprendido, que siempre la pondré en riesgo.

— ¡Benjamin! — su madre protestó — el hecho de que hubiera problemas, no significa que tú seas el detonante.

— ¿Entonces, por qué yo estoy aquí, y ella, en dónde está, madre? Si hubiera sido más valiente, daría lo que fuera por ocupar su lugar o verla sonreír de nuevo. Pero lo único que hice, madre, fue ser un cobarde. Porque miles de veces pude ayudar e intervenir contra Audrey y no hice nada. Me quedé ahí. Por mi culpa, ella está ahí. Y no sé qué haré si la pierdo para siempre.

Su madre tomó aquel objeto cuadrangular.

— Fuiste culpable, de temerla a tus propios sentimientos, Ben... — una voz detrás suyo, lo hizo saltar, Elsa, quién lucía sumamente cansada — pero tal vez allá una forma de resolver todo esto.

Aquello iluminó su rostro mientras sostenía, junto a su pecho, Aquel anillo de diamante.

— ¿Alguna vez has intentado hablar con los dioses del olimpo? — preguntó Elsa.
Aquello hizo que casi cayera de espaldas, puesto qué, comunicarse con ellos, solía ser un mito — Zeus es muy arrogante y prepotente pero tal vez sea nuestra última esperanza para traer de vuelta a nuestra Elizabeth... — mencionó regalándole una sonrisa.

— ¿Cómo?

— Elizabeth tiene un collar, ese es el medio — ambos reyes miraron confundidos al muñeco de nieve — ¿Qué? Tal vez Zeus los odie pero ¡vamos! es Elizabeth.

— Tú y yo hablaremos luego... — comentó Elsa a Olaf — además, ¿no se supone que deberías estar cuidando a Elizabeth?

— ¡Oh, claro! Solo que Ana y Kristoff llegaron y dijeron que ellos se quedarían con Elizabeth, sin embargo, les dije que eso era imposible... — las expresiones de Olaf causaban ligera risa hacia los oyentes — tenía órdenes muy claras pero Ana dijo 'Olaf, deseo estar con mi sobrina' yo le dije 'Lo siento pero no puedo hacerlo' y ella dijo, 'Olaf' con aquella mirada que le pone a Kristoff cuando hace algo malo. Pero luego... Ana dijo algo muy raro.

— ¿Qué dijo? — preguntó Bella expectante.

— Que yo viera si ya puso la marrana — la cara de Olaf era indescriptible, una mezcla de confusión y enojo — y fui a verla, pero no había nada. ¿Qué deben poner las marranas, alguien sabe?.

Ante ello, los tres acompañantes soltaron una risa, olvidando por unos minutos en la situación que se encontraban.

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ÚLTIMO CAPÍTULO, MAÑANA.

𝘽𝙇𝙊𝙊𝘿𝙇𝙄𝙉𝙀 | DESCENDANTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora