En La Oscuridad (HisoIllu)

12

— Estás perdonado. — escuchó que le decía, con la voz rasposa. Se quedó en silencio solo unos pocos segundos, para luego preguntar.

— ¿Ya no estás enojado? — lo miró de reojo, notando la sonrisa en el rostro de Hisoka.

— No, además... Realmente nunca esperé una disculpa de alguien que jamás ha escuchado una. — el tono de voz con que lo dijo, le pareció, como todas las cosas dichas esa noche, una verdad. Pero que esta vez no tenía la intención de herirlo, sino, de simplemente comentar un hecho. — Solo estaba jugando.

— No juegues de nuevo entonces. — Illumi frunció el ceño, esa noche se había sentido extremedamente posesivo y ese instinto aún seguía en él.

— No prometo nada.

— Estoy siendo serio. Te mataré de verdad la próxima vez. — le comentó, aún con el entrecejó arrugado y volteando el rostro para mirarlo. Hisoka tenía los ojos cerrados, sus largas pestañas lanzando sombras sobre sus mejillas, la sonrisa no desaparecía de su boca.

— Mmm~ Querido~ ... Me harás sonrojar. ~ — el mago tosió un poco luego de contestar, respirando algo dificultoso. Illumi siguió observando su perfil cansado y hermoso, aún con las manchas de sangre y los golpes, el cabello rojo cayendo alborotado por su frente y a los costados de su rostro.

— Hisoka ... Yo... — debía decir algo. Debía decir eso. Unas disculpas. Un lo siento. No era tan díficil, eran simples palabras. Y aún así, nada salía de él, tal vez no eran tan simples. Se enderezó, comentando sin mirarlo: — Deberíamos irnos. ¿Puedes levantarte?

— Mmm... Cansado. — le respondió, en voz muy baja. Illumi volteó a verlo, notando que Hisoka no podría salir de allí por su cuenta. Había perdido mucha sangre.

— ¿Hisoka?

— Tu regalo... está roto. — Illumi comprendió rapidamente a lo que se refería, tomó un brazo de Hisoka y rodeo su propio cuello con él, para luego aferrar la cintura del mago con un brazo, levantándolo del suelo.

— Tienes razón. — la voz de Hisoka se iba volviendo un tenue susurro, diciendole: ''Te regalaré uno nuevo''. — No es necesario.Lo repararé pronto.

Illumi lo levantó del suelo, pasando un brazo por sus muslos y el otro por su espalda, cargándolo en todo su peso, aspirando sin quererlo su aroma a Bumgee Gum, dulce y embriagador.

— Te llevaré con un sanador. No te duermas. — sintió la mano del alfa apretando con fuerza la tela de su ropa, hundiendo el rostro en su cuello, justo en espacio bajo su barbilla. Temblaba como si tuviese mucho frío, y susurraba cosas que al principio no comprendió pero que luego formaron oraciones medianamente coherentes.

— Está oscuro... Dijiste que dejarías las luces encendidas por mi cumpleaños... por favor. — mientras pronunciaba aquellas palabras, se veía como un niño solo y abandonado, aferrandose a él cual naufrago a un pedazo de madera en medio del mar. Illumi lo observó fijamente, la imagen agotada del hombre entre sus brazos y la del niño aterrado de la oscuridad se superponían. Apoyó un poco la barbilla sobre su cabeza, acariciando su cabello con la misma suavidad que alguna vez empleó con sus hermanos, arullandolo. Dejó todo el peso de Hisoka en un solo brazo, y con una mano libre sacó una de las agujas más pequeñas con las que contaba y la imbuyó de su nen, una sonrisa satisfecha floreciendo en sus labios, una sonrisa que a ojos de un tercero se antojaba macabra.

— Hisoka. Soy la única luz que necesitarás. Cuando sientas la oscuridad pesar en tu corazón, siempre piensa en mí. Siempre ven a mí. En la oscuridad, seré tu faro.— la aguja fue clavada muy lentamente sobre la cabeza de un inconsciente Hisoka, lenta, indolora y profunda, grabando a la fuerza los deseos de su usuario, quedandose allí para nunca irse. Illumi salió del bar con Hisoka en sus brazos, una sonrisa de labios cerrados que no desaparecía de su rostro. — Las únicas cadenas y oscuridad en las que tendrás que pensar alguna vez, son las mías.

''Exorcizaré tus otros demonios y miedos hasta hacerlos polvo.''