⚜️ capítulo ii ⚜️

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     El Consejo estaba reunido, como era costumbre, en la Cámara del Consejo, presidida por el Rey Viserys I

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     El Consejo estaba reunido, como era costumbre, en la Cámara del Consejo, presidida por el Rey Viserys I. El gran salón estaba decorado con alfombras y tapices, con una pareja de esfinges valyrias de mármol negro y ojos granates flanqueando la puerta.

     —Y repuse —término de narrar el Rey—: creo que lo miráis por el extremo equivocado.

     Todos los lores presentes rieron la gracia del Rey. Todos menos Lord Corlys Velaryon, Maestro de Tiendas. Y el marido de su prima y Reina que nunca fue, Rhaenys Targaryen.

     —Señores —interrumpió el representante de la Casa Velaryon, tambien de sangre Valyria como los Targaryen, pero sin duda no tan poderosos, a pesar de sus intentos—. La alianza entre las Ciudades Libres ahora tiene un nombre, la Triarquía —. Se levantó de su silla designada en la gran mesa, extendiendo en la misma un mapa de pergamino amarillento—. Se han establecido en Piedra Sangrienta, y están acabando con los Piratas que infestan los Peldaños de Piedra.

     —Pero eso parecen buenas nuevas, Lord Corlys —repuso el Rey.

     —Un hombre llamado Craghas Drahar se ha auto proclamado Príncipe Almirante de la Triarquía. El Benefactor de los Cangrejos. Llamado así por su forma de castigar a sus enemigos.

     —¿Y hemos de lamentar la muerte de esos piratas?

     —No, alteza.

     Rhaenyra Targaryen entró entonces en el habitáculo, para llevar a cabo su labor como Copera del Rey y rellenarle la copa cada vez que lo necesitase. Desde los ocho años ese había sido todo su desempeño en la Corte. Le parecía estúpido y una pérdida de tiempo, pero era lo que le tocaba como princesa e hija del rey.

     —Rhaenyra, llegas tarde —le reprochó su padre—. La Copera del Rey no debe llegar tarde, mis consejeros tienen sed.

     —He ido a ver a madre —se excusó la princesa, acercándose a su padre para darle un beso en el carrillo a modo de saludo.

     El Rey olfateó a su hija y enarcó una ceja.

     —¿Montada en dragón?

     La princesa sonrió y se apresuró a coger la garrafa de vino.

     —Veréis, a instancias del Príncipe Daemon —prosiguió otro de los miembros del consejo—, la corona invirtió cuantiosas cantidades en el adiestramiento y pertrechado de la Guardia de la Ciudad. Tal vez deberíais instar a vuestro hermano a ocupar su puesto en el Consejo e informarnos a todos de sus progresos como Comandante de la Guardia.

Ante la mención del Príncipe Daemon, Otto Hightower adoptó una mueca de desagrado. El Rey, por su parte, una de cansancio. Su hermano no era precisamente su tema de conversación preferente. Más bien todo lo contrario. Por otro lado, el nombre de su tío introdujo de lleno en la conversación a Rhaenyra, captando su atención.

Sangre y ceniza ✨aemond✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora