❄Cascanueces💂

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Aviso: Leve angst, final feliz.

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El viento soplaba fuerte esa noche, pero no era el desplazamiento del aire lo que mecía el columpio, sino el chico que estaba sentado encima y se impulsaba hacia delante y hacia tras sin demasiada fuerza.

La parte posterior de los jardines del palacio solía estar siempre despejada, pues los guardias rondaban sobre todo la entrada y si un intruso quisiese entrar, tendría que pasar por ellos primero.

El jardín era un vasto terreno repleto de árboles que en primavera florecían con hermosos colores rosados y rojizos, un estanque donde los días cálidos nadaban grandes carpas koi a las que los residentes del castillo daban de comer; en otoño se teñía de cientos de tonos anaranjados que hacían juego con los colores del atardecer, y en invierno se sumergía bajo una gruesa capa de nieve que no se derretía hasta que llegaba de nuevo la primavera.

Hoseok disfrutaba de la paz que siempre encontraba en aquel sitio, su favorito en cualquier época del año. Mientras se columpiaba, con ambas manos sujetas a las cuerdas que a su vez estaban atadas a una de las ramas más gruesas de un árbol centenario, el joven príncipe de cabello dorado miraba hacia el cielo tapado de nubes. Todavía no había nevado aquel año, pero no tardaría en hacerlo.

Con diecinueve años, Jung Hoseok era el pequeño de la familia, el menor de seis hermanos. Namjoon era el mayor, el futuro rey que heredaría el trono; luego estaban sus cuatro hermanas, Byulyi, Nayeon, Yongsun y Hyewon, y por último él. Se había escabullido de la cena porque desde la fiesta de compromiso de su hermano mayor unos días antes, su padre había empezado a insistir en que él y sus hermanas empezaran a pensar en casarse también.

El rey les daba la oportunidad de conocer pretendientes y elegir a quienes serían sus parejas, pero el problema era que Seok ya había hecho su elección... una que, por desgracia, ni su padre ni nadie aprobaría.

El rubio ahogó un grito cuando, de pronto, alguien detuvo el movimiento de su columpio. No fue brusco, pero Seok se asustó y su boca formó un adorable puchero mientras miraba a la persona responsable de que casi se cayera al suelo.

— ¿Esas son formas de tratar a un príncipe? Podría haber salido volando — refunfuñó.

— Lo siento por asustarle Alteza, pero usted sabe que yo no permitiría que se hiciera daño.

— Hm... Disculpas aceptadas, pero que no se repita.

Seok no estaba realmente enfadado, solo quería darse importancia; cosa que Yoongi ya sabía, pues después de ser su guardia personal por casi tres años, podía adivinar sin problema los estados de ánimo del joven príncipe.

— Le estuve esperando para su paseo vespertino, pero como no le vi en la cena salí a buscarle.

— No tenía apetito. Desde que Namjoon está prometido, nuestro padre me mira mal porque no quiero conocer pretendientes — argumentó. — Se me revuelve el estómago solo de pensar que en algún momento tendré que casarme contra mi voluntad.

Sope for Christmas [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora