❄Chocolate caliente☕

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La cola para entrar en la cafetería del centro comercial empezaba en las escaleras mecánicas, ocupaba medio pasillo y todas las mesas dentro del local estaban llenas

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La cola para entrar en la cafetería del centro comercial empezaba en las escaleras mecánicas, ocupaba medio pasillo y todas las mesas dentro del local estaban llenas. No es que les faltaran clientes en cualquier otra época del año, pero desde luego rara vez se llenaba tanto como con la llegada del invierno y la nieve, pues todos querían refugiarse del frío y tomar algo caliente.

El problema era que solo había dos camareros trabajando, uno atendiendo las mesas y el otro preparando los pedidos para llevar, y entre los dos no daban abasto. La mayoría de los clientes esperaban su turno sin quejarse, pero también los había que estaban perdiendo la paciencia, como un señor que vociferaba que trabajaran más rápido porque no tenía todo el día.

— Venga hombre, ¡que es para hoy!

Entre las personas que formaban la cola se encontraba un joven llamado Min Yoongi, embutido en un traje de Santa Claus con relleno para hacerle parecer más barrigudo y voluminoso, y un gorro a juego. También tenía una barba blanca postiza que se quitaba cuando no estaba trabajando, como en ese momento, porque llevarla mucho le causaba escozor en la piel. Lo único bueno del traje eran las cómodas botas negras.

El disfraz era una molestia y lo detestaba, pero tenía que aguantarlo ya que era el requisito imprescindible para trabajar de Santa Claus.
La jornada laboral era simple, aunque larga. Yoongi debía sentarse en la gran silla que habían colocado en la planta baja del centro comercial, rodeado de cajas de regalos cuya función era meramente decorativa, dos árboles gigantescos llenos de preciosos adornos, un trineo cargado de peluches a su espalda y un fotógrafo al lado, para hablar con los niños y niñas que hacían cola desde la mañana hasta la noche para sentarse en su rodilla, sacarse una foto con él y pedirle deseos y juguetes.

Era un trabajo entretenido la mayor parte del tiempo, excepto cuando aparecían los típicos niños que lloraban, pataleaban o tiraban de su barba postiza porque eran demasiado pequeños para estarse quietos, o siquiera entender dónde estaban y qué estaba ocurriendo. Pero fuera lo que fuera lo que le deparaba la jornada, Yoon comenzaba el día con una bebida caliente de la cafetería.

A decir verdad, a él le gustaba el café solo, sin azúcar y sin parafernalias como la decoración en la nata, los malvaviscos, el sirope de chocolate al fondo o el cacao espolvoreado por encima. Y sin embargo, llevaba comprando una de aquellas bebidas todos los días desde que había puesto sus ojos en uno de los dos camareros que atendían el establecimiento.

El joven se llamaba Hoseok, Yoongi lo sabía por la placa identificativa que tenía en el delantal. Era alto, guapo, de cabello anaranjado y una sonrisa tanto o más dulce que las bebidas que servía. Por culpa de esa sonrisa terminaba pidiendo siempre algo que en otras circunstancias ni siquiera habría mirado.

Había sido así desde el primer día en que se plantó ante el mostrador con la idea fija de pedir un café solo para llevar, pero en el instante en que ese chico pelirrojo le había sonreído y preguntado qué iba a querer, a Yoongi se le había olvidado hasta dónde estaba parado.
Solo había atinado a levantar su dedo índice en una dirección indefinida, y su boca farfulló un escueto "E-eso de ahí...". Hoseok había seguido la dirección que señalaba el dedo, llegando a la errónea conclusión de que el cliente quería un caramel macchiato como el que se anunciaba en el cartel de la entrada, donde había fotos de todas las bebidas que ofrecían.

Sope for Christmas [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora