Ya no está y eso no va a cambiar.

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Tal como se dijo, al ser dado de alta, Severus fue llevado a un orfanato, lugar en el que pasó el resto de las vacaciones de verano. Ahí, el pequeño ojinegro desarrolló una actitud brusca y desafiante. Además, a pesar de su corta edad, el sarcasmo se volvió su camuflaje.

Sin falta, todas las mañanas, Minerva se presentaba en ese sitio esperando ver a Severus, pero el resultado era siempre el mismo. El pequeño se negaba a verla; no quería saber de ella.

En algún punto, las brujas y magos que estaban a cargo del orfanato le pidieron a Minerva que detuviera sus visitas, puesto que también era complicado para ellos tener que soportar la actitud del ojinegro cuando se trataba de ella. Al enterarse de esto, Albus se cuestionó si seguir insistiendo en obtener la custodia de Severus era lo correcto.

1 septiembre, 1972

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1 septiembre, 1972.

- Tom, es Severus - Malfoy se detuvo al ver al ojinegro sentado en el gran comedor.

- No juegues con eso, Malfoy. - Respondió con fastidio el de ojos castaños sin voltear a mirar.

- Maldición, Tom, no. ¡Es Severus! - Lucius le dio un golpe con su codo en el costado para llamar su atención.

Tom alzó la mirada hacia el gran comedor; ahí, en medio de la mesa de Slytherin, un chico pálido, con el cabello un tanto más largo y ojos negros, se encontraba sentado.

- ¡Sev! - Gritó con emoción el mayor.

Sirius trató de correr a su lado, pero Malfoy lo detuvo de inmediato.

- Démosles un momento, Siri.

Poco conforme, Sirius asintió. El mayor miraba atento las reacciones de Severus; no parecía ser el mismo niño al que vieron por última vez en diciembre y la forma en la que miró a Tom (de arriba abajo) se lo confirmó.

El mayor abrazó con todas sus fuerzas a Severus; era como si su alma dependiera de ello, pero el ojinegro lo apartó con un brusco movimiento.

- ¿Sev? - Preguntó descolocado - ¿Severus?

- ¿Qué quieres?

- ¿Estás bien?

- De maravilla, ¿es que no me ves? ¿Te hacen falta lentes o qué?

- ¡Severus! - Sirius se sentó frente a él y a su lado, Malfoy. - ¿Ya regresaste?

El menor rodó los ojos con fastidio.

- No, estoy de camino, Sirius.

Ante esta respuesta y viendo la carita de sorpresa por parte de Sirius, Malfoy optó por tratarlo de la misma manera.

- ¡Qué increíble! - Aplaudió - Realmente estás dando lo mejor de ti, ¿no es cierto, Severus? - Rio sin gracia.

Ante la burla, el ojinegro, frunció el entrecejo, se levantó de su lugar y se fue a sentar lejos de ellos.

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