Prólogo

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Aleksey

Rusia: 27 de Agosto, 2008.

        -Aleksey ven conmigo. Tú, yo y nuestros primos nos vamos de paseo -no era una pregunta, era una orden- Ve y cambiate, nos vamos dentro de diez minutos - terminó de decir mi hermano, Nicoláy, qué era seis años mayor que yo.

        -Hoy será un día que nunca olvidarás pequeño primo- Grigori, mi primo solía llamarme pequeño de vez en cuando.

        Me pregunté que iríamos a hacer, normalmente mi hermano junto con mis primos salían de paseo sin mí. ¿Qué habrá querido decir Grigori con que nunca olvidaré el día de hoy? Me fui a cambiar, pero cuando estaba frente al armario no sabía con que vestirme, ¿por qué querría mi hermano que me cambiara? Me puse un par de jeans, con una camisa azul de manga larga y mi chaqueta gris junto con mis converse grises, no me abrigué mucho ya que suponía que no iríamos muy lejos.

        -Aleksey, nos vamos, ya es hora- Nicoláy gritó desde el piso de abajo como suele hacer siempre.

        -Ahora mismo bajo- respondí mientras me cepillaba los dientes.

        Entré en el estudio de mi padre, después de llamar a la puerta para que me diera su permiso para entrar, estaba viendo unos papeles sentado frente a su escritorio y tenía un vaso de coñac en su mano izquierda. 

        Mi padre tenía cuarenta y siete años pero no ha cambiado nada desde hace años. salvo por unas cuantas arrugas de más. El nombre de mi padre es Vladimir Smirnov, tiene muchos negocios importantes que controla junto con mi tío Sergei Smirnov (se podría decir que no tienen ningún parentesco a excepción del apellido que los une ya que no son similares en absoluto), junto con mis primos, Grigori y Yákov, y mi hermano, Nicoláy que es la mano derecha de papá. Llegué hasta la silla de cuero de mi padre y me miró por encima de sus gafas de lectura sin soltar ni el coñac, ni los papeles que tenía en la otra mano.

        -Hasta luego papá- le dije mientras me miraba- Ya nos vamos ir, hoy mi hermano quiere que le acompañe- sonreí.

        -Hazle caso cuando te dé una orden Alek,  hablaremos sobre lo de hoy por la noche cuando vuelvas, pequeño- me dijo mi padre y me pareció ver preocupación en su mirada, pero... ¿Por qué?

        -Claro papá, cuenta con ello, y dile adiós a mi madre por mí, es que estaba dormida y no he querido despertarla.

        -De acuerdo ahora vete, que tu hermano ha de estar esperando.

        -Hasta luego papá.

        Salí del estudio de mi padre y me encaminé a la salida de nuestra casa, pero antes pasé a la cocina por un snack para el camino. Cuando llegué a la acera mi hermano y mis primos estaban ya en el auto, una Hummer h6. Me subí por la puerta derecha de atrás y me senté al lado de Yákov, Nikoláy y Grigori iban en los asientos delanteros. 

         El trayecto duró alrededor de una hora, llegamos al bosque, era invierno por lo que había muchísima nieve. Hacía un frío de muerte y no me había abrigado lo suficiente. Mi hermano nos condujó a una cabaña de madera de tamaño mediano situada en la parte norte del bosque, parecía abandonada y las ventanas se veían sucias.

        Entramos y había un hombre gordo y calvo en la parte superior de la cabeza, amordazado y esposado a una silla metálica de aspecto incómodo, se veía dura, como las bancas del centro después de un día de nieve. Tenía sangre en la ceja derecha, parecía que le habían golpeado con los puños por la manera en que la tenía abierta. Era un corte irregular e inclinado, iba desde la ceja hasta hasta casi la mejilla. Habían varios cortes en las zonas visibles de los brazos, algunos más largos y profundos, de los cuales aún salía sangre pero más lento y parecía pastosa parecían hechos con una navaja poco afilada por lo irregular de los bordes. Tenía varios moretones alrededor de dichas zonas y otro en la mejilla izquierda, la mordaza (en este caso un pañuelo blanco) estaba teñida de rojo debido a la sangre que seguro le brotaba de la boca.

Un Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora