Aleksey
Me había despertado temprano, por más que quise no pude volverme a dormir. Tomé una ducha caliente y me fui a caminar. Llegué hasta la parte del bosque que me gustaba y me senté bajo un árbol. Todavía no terminaba de salir el sol pero no estaba muy oscuro. Cerré los ojos y me puse a meditar sobre el día anterior.
¿Quién era esa chica y por qué se me hacía familiar su rostro? Daba igual, por su culpa había perdido de vista el vehículo que con tanto esmero había seguido. Todavía tenía grabados en mi mente los fulminantes ojos de mi hermano que me observaban sentado en la camilla del hospital. Había recibido un balazo en el costado izquierdo de alguna persona desconocida, la verdad es que tenía suerte de estar vivo. Aunque lo seguí durante un largo tiempo y a toda la velocidad que se me permitía en ese momento, lo perdí de vista por culpa de una chica tonta que se atravesó en mi camino, aunque ella afirmaba lo contrario.
Descansé con la mente en blanco durante algunos minutos. Dejé de pensar en todo lo que me fastidiaba y me relajé por un momento. Estaba casi sumiéndome en un sueño cuando escuché a alguien hablar lo suficientemente cerca para notar la voz. Me puse a alerta, no podía ser visto por cualquier persona, podía ser peligroso. Mi padre ya tenía suficientes crímenes como para tener una recompensa por su cabeza. Yo ya había adquirido unos cuantos por mi cuenta y ser hijo de uno de los mafiosos rusos con más poder no ayudaba en nada.
-¿Sabes Dawn?- nombre extraño pensé- La verdad es que me gusta Rusia, me gusta más que Inglaterra... ¿A ti qué te parece?- un relincho fue lo que recibió por respuesta, eso explicaba el nombre- Obvio que Inglaterra me encanta, es solo que Rusia tiene algo que me llama la atención.
Era una chica la que hablaba, se iba acercando cada vez más. Tuve que reprimir una sonora carcajada para no ser descubierto, pues me pareció graciosísimo que anduviese hablando con animales. El sol ya había salido por completo, sin embargo, no iluminaba muy bien el bosque a causa de que era invierno y los árboles no tenían hojas. Había niebla y la luz solar que se colaba por entre las ramas solamente ayudaba a darle un aspecto un tanto sombrío al bosque.
-Rex, date prisa... No vaya a ser que te quedes atrás y te pierdas- a lo lejos se escuchó un ladrido- Anda Rex, que la neblina ha bajado más de lo que me gusta. A qué es un perro curioso, ¿no Dawn?-otro relincho, empecé a pensar que quizás la yegua sí entendía y que además le respondía- Quizás deberíamos regresar, igual ya me estaba dando hambre.
Era una cercanía que no me gustaba, podría verme. Aunque había algo en su voz suave y melodiosa que me resultaba familiar. Oí las pisadas firmes de la yegua hundirse en la nieve y los pasos delicados de ella. A lo lejos volví a oír los ladridos del perro
-¡Rex! Ven ahora mismo o me enfadaré contigo y no comerás manzana- ¿Manzana? Jamás había visto a un perro comer manzana- Rex, por fav... Ahhh.
La chica había caído de cara en mi entrepierna, estaba más cerca de lo que creía. El cabello le cubrió el rostro, parecía una cortina con ondas del color cobre rojizo. Tenía las manos hundidas en la nieve al lado de mis piernas y su yegua no dejaba de mirarme de manera inquietante. Su perro apareció de repente respondiendo a su amenaza sobre la manzana o quizás a su grito antes de caer. Levantó la cabeza y enseguida la reconocí, esos ojos como el cielo eran difíciles de confundir. Fruncí el ceño, ¿qué tenía que andar haciendo justamente ella por aquí? Me miró a los ojos de manera profunda y después dirigió la vista a la zona donde tenía su cara. Se sonrojo de manera exagerada y notoria, no solo fueron sus mejillas sino toda su cara. Se levantó de un tirón y cayó sentada en la nieve. Contrajo la cara de dolor.
ESTÁS LEYENDO
Un Amor Prohibido
Любовные романыJace es una chica inglesa, su familia es muy amiga de la realeza nacional. Acaba de terminar sus estudios de la secundaria y como cada vez que su familia y ella tienen una oportunidad viajan a Rusia, donde vive su tía, la hermana de su padre, y pasa...