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Abrí la puerta para él por la mañana, me miró con una gran sonrisa como siempre y yo solo quería darle un gran golpe en la cara.

—¿Desayunaste ya? —le pregunté. Entró por la puerta y dejó su mochila en el sillón mientras yo me dirigía a la cocina por mi plato de hot cakes.

—Sabes que a mi mamá no le gusta que salga de la casa sin desayunar, pero si me ofreces unos de tus deliciosos hot cakes, no me molestaría —Cheong-san con esa adorable mueca de “me gustan mucho tus hot cakes” como siempre, así que solo rodé los ojos y le serví un plato.

Después de compartir el desayuno con él mientras veíamos alguna caricatura en la televisión me levanté para llevar ambos platos al fregadero.

—Vámonos ya —le dije después de lavar los platos, corrí a mi habitación por la mochila que necesitaba llevar para los víveres que surtiría hoy.

Desde que mis padres murieron en ese accidente, el gobierno se había encargado de mantenerme. Los ex militares amigos de mis padres me visitaban a menudo y me traían víveres, pero los días como hoy yo tenía que buscar mi propia comida en una tienda cerca de la escuela, ya que era de las únicas que aceptaban la tarjeta que me daba el gobierno.

—¿De nuevo tienes que llevar esa estorbosa mochila gigante? Ya eres la más lista ¿Por qué necesitas que tu cerebro crezca más? —Yo le había mentido a Cheong-san diciéndole que esa mochila era para pesados libros que usaba para estudiar, porque me daba vergüenza que él supiera que el gobierno se encargaba de mí, y si su madre se enteraba, querría hacerse completamente responsable de mí. Así que le mentía.

—Sí, sí, como sea. Vámonos ya, necesito llegar temprano —lo empujé completamente fuera de la casa.

—Oye, había olvidado decirte que tenemos que pasar también por On-jo —. Me quedé quieta en mi lugar mientras él caminaba—. Le dije que pasaría por ella, así que vamos rápido —dijo caminando diligentemente con las manos en los bolsillos.

Detestaba que me hiciera estas cosas, pero no pensaba decir una palabra.

Llegamos rápidamente al edificio de On-jo y le dije que lo esperaría abajo mientras él iba a recogerla a su apartamento. A los pocos minutos, Cheong-san apareció corriendo por las escaleras, sin aliento.

—¿Qué te...? —El ruido del elevador me interrumpió y de este salió On-jo.

—Juega limpio, mocosa —y ahora yo ya entendía qué había pasado. Era ese juego del esclavo que tenían ese par. Después de la pequeña discusión, On-jo por fin notó mi existencia y me dedicó un pequeño saludo con la cabeza. Le correspondí y seguimos nuestro camino hacia la escuela.

Al pasar por la tienda de siempre les pedí que se adelantaran inventando la excusa de haber visto a un amigo a mitad de camino. Cheong-san me miró por un segundo con el ceño fruncido pero luego de ese segundo de duda asintió y fue detrás de On-jo que ya se había adelantado.

Salude a la señora Shim que era la propietaria de la tienda y me dedique a llenar la mochila, sola meter cosas como galletas, algunas frutas, yogurt, esta vez compre jamón, crema, pan y queso. Esta vez tambien tomé algunos botes de mi jugo favorito y ramen para preparar en casa.

La señora Shim me sonrió, me cobró y salí de la tienda. Me apresuré para meter todo a la mochila y poder alcanzar a Cheong-san

 Me apresuré para meter todo a la mochila y poder alcanzar a Cheong-san

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Love me, Save me <<Cheong-san>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora