44: Las cosas pasan por algo, ¿no?

14.8K 1.5K 132
                                    

Maratón 3/3

Sebastián

Antes de salir de mi habitación y tomar las llaves del auto para ir a la escuela, volví a leer el correo que el entrenador Oliveira me había enviado hace dos días.

Hace dos días recibimos esa estupenda noticia que cambió la situación por completo, pero al leer ese correo de nuevo no presentía algo bueno.

Oliveira iba a venir a hablar con nosotros porque había condiciones, más bien eran condiciones para Alida.

¿Quizá ella tendría un entreno especial por su lesión? ¿Quizá tendría que pasar algunas pruebas para hacerlo oficial? ¿Una carta de compromiso? No tenía idea de que podía ser.

Miré por la ventana y observé cómo Ali salía de su casa junto a Elliot que traía una tostada en la boca mientras se acomodaba las mochilas.

Una llamada me sobresaltó y contesté un poco desconfiado al ver un número desconocido.

— ¿Sebastián Patterson? —habló y reconocí que era el entrenador Oliveira y asentí—. El tres días viajaré a Idaho para charlar con Alida —dijo en portugués.

Carraspeé un poco para poder seguir la llamada en su idioma.

— ¿Puedo saber de ante mano cuáles son las condiciones? —cuestioné en portugués.

— Es algo confidencial por el momento, perdón —respondió, tranquilo.

Apreté los labios y asentí con la cabeza, seguí observando como Ali y Elliot hablaban mientras me esperaban afuera de su casa.

— Ella si irá a Brasil, ¿verdad? —me atreví a decir con un poco de miedo.

— Si, ella vendrá aquí —confirmó y solté un suave suspiro de alivio—. ¿Puedo encontrarlos en la escuela?

— Si, en la tarde ella tiene fisioterapia así que también puede ir al hospital St Luke —dije, sereno.

Oliveira se despidió y colgó la llamada. ¿Algo confidencial? Eso me dejó con más dudas.

Agarré mi mochila y las llaves, no debía seguir pensando en eso, confiaba en la palabra del nieto de mi primero entrenador. Si él dijo que ella iría a Brasil, era porque así sería.

*

Después de haber presentado el examen final de ciencias, estábamos reunidos en unas de las mesas del jardín. Estos últimos días teníamos varias horas libres ya sea para estudiar o simplemente descansar.

Mientras yo estaba escuchando las quejas de Ali y Valeri sobre el examen, específicamente la parte de física, yo solo me reía de ellas.

— Hablas cinco idiomas, no se vale —se quejó la rubia.

— ¿Y eso que tiene que ver? —inquirí con el ceño ligeramente fruncido.

— ¡Qué tienes más capacidad cerebral! ¡Vas a estudiar biofísica! —exclamó medio molesta.

Me reí a lo bajo y Ali apoyó su cabeza en el hombro de su verdadera amiga.

Casualidad por roboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora