SIN SENTIDO

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20 de septiembre de 2022 FLASHBACK

Había podido dormir un poco más después de que mi familia me estuviera ayudando a luchar con mi depresión y ansiedad, pero aún no estaba del todo bien. Me sentía muy agotada, me mareaba, no quería comer y lo único positivo era que ya no lloraba y dormía unas dos horas por la noche. No es mucho, pero es algo.

En una de mis tantas gripes que me dejaban fuera de combate y me impedían ir a la escuela, tuve una consulta un tanto diferente. Me dejaron ciertos exámenes para una enfermedad no confirmada.

–Van de camino a la escuela, me imagino –dijo la doctora. Odiaba los consultorios, no quería parecer débil–.

–Sí –respondí con simpleza.

–Pase a la sala de allá, por favor –me indicó la doctora señalando una puerta. Este lugar es muy triste, todo de color blanco y gris.

–Está bien –dije, mientras pasaba a esa puerta, muy dudosa–.

–Siéntate en ese asiento –dijo otra doctora. No es hora de mentir, esa silla daba miedo, un sillón negro con apoyabrazos a los lados que tenían cintas sueltas–.

Me senté en ese sillón y ella me indicó que pusiera mi brazo en el apoyabrazos. Dios, qué miedo. Empezaron a amarrar mi brazo con esa cinta y, a pesar de saber por qué lo hacían, tenía un miedo terrible. Lo único que pensaba era: ¿y si sale mal?

–Por favor, respire profundo –me indicó la doctora. Lo hice, aunque no como me hubiera gustado.

–Regresen mañana por el resultado –indicó ella, aunque yo juraba que si no me los daban rápido, moriría de nervios.

Al salir, encontramos una camioneta gris esperándonos. Estuve a punto de partirme la madre del susto que me dio. Ya estaba en posición de salir corriendo por mi vida. Estúpido pensamiento, pero lógico: atacar con lo primero que tenga a la mano, y eso era una botella de metal que pesaba más que mi vida.

–Les damos un aventón –era la mamá de esa estúpida, casi me da un paro del susto.

–Si no es mucha molestia –respondí.

Nos subimos a la camioneta y, al llegar, Rosalie y yo entramos a la escuela. Para mi desgracia, todo el grupo de "vegetales" estaba detrás de nosotras. Para qué ocultarlo, los veía de reojo y tenían una cara de confusión. Seguro se preguntaban si éramos familia o vecinas.

Seguí mi camino, aunque supiera lo que me esperaba al llegar: soportar la indiferencia de Nadine. Solo que hoy era algo un tanto diferente. Quiero creer que no es por necesidad, pero cómo no creerlo si todo el mundo te ha enseñado que solo te quieren para sus necesidades. Temía haberme equivocado al pensar que quizá Nadine solo estaba pasando por un mal momento y que mi amiga había vuelto. Era demasiado fácil manipularla, y también sabía que si la usaban en mi contra, verían mi destrucción lentamente y lo disfrutarían tanto verme caer.

–¡Hola, Life! –exclamó Nadine, corriendo a abrazarme.

–Ah... Hola –no quería sonar sorprendida, pero ni modo.

–¿Cómo estás, mor? –dijo Nadine felizmente, sonriéndome como si nunca me hubiera lastimado.

–Bien, acabo de hacerme los exámenes –se me olvidó el enojo.

–¿Cómo saliste? –preguntó, como si yo supiera.

–Hasta mañana me dirán si muero o no –bromeé, aunque en realidad me asustara.

–No bromees con eso, la anemia da cáncer en la sangre –se le notaba preocupada, como si le importara.

–Lo sé, y también sé que estaré mejor.

CONFÍA EN TI #1 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora