Capitulo 4

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Luego de la emotiva despedida de Rhaeliz y Daemon. Rhaeliz se sentia aún más triste que antes, ya que no iba a estar cerca de su tío. La princesa prosigue a darse su baño, ya que estaba toda sucia. Cuando ya estaba en la tina, cierra su ojos y reflexiona un poco las cosas, y piensa en cómo iba ser su vida fuera de la fortaleza roja. Al terminar su baño, las doncellas de la princesa entraron para arreglar su cabello y prepararla para dormir. Cuando las sirvientes de la princesa se marcharon. Ella rápidamente se cambió, ya que iba a escaparse con Aemond. Esta vez la pequeña princesa llevaba el pelo suelto sin ninguna trenza en el.

Aemond entra sin tocar la puerta lo que asusta un poco a la princesa.

-Los guardias te vieron?-pregunta Rhaeliz ya que la princesa siempre tenía a dos guardias frente a su puerta.

-Les dije que el rey los solicitaba con urgencia-Comenta risueño.

-Vamonos antes que se den cuentan-

Ambos se ponen sus capas y se marchan por los pasadizos. Los dos niños  estaban muy emocionado debido a que hoy tenían planeado disfrutar como nunca. Luego de un camino lleno de risas y bromas finalmente llegan a las calles de seda. Rhaeliz y Aemond no tenía intenciones de ir a ningún burdel ni mucho menos tomar alcohol. Ya que ellos aún eran niños casi adolescentes.

Mientras caminaban ambos pensaban en que podía. hacer. En el camino oyeron que iban a dar una obra en las calles principales. Así que tomaron su camino hasta las calles principales.
Ambos pequeño se escabullen entre la multitud para tener una mejor vista de la obra.

-Que es esto-dice Rhaeliz al ver que la obra se trataba de su madre y su familia. Y como denigraban a todos los del reino.

-les deberían cortar la cabeza-dice Aemond con furia, debido a que se estaban burlado de el por no tener un dragón. Rhaeliz acierte ante el comentario de su tío.

-Vamos a otra parte-

Se toman de la mano y caminan entre la multitud hasta llegar a una de las calles que se encontraba vacía. Rhaeliz le sugiere ir a aquel lugar que había visitado la otra vez lo cual el príncipe acepta.

Retoman su camino hasta el hermoso techo con vista a Kings landing. Al llegar ambos se sentaron en el borden y contemplaron la belleza que tenían enfrente, mientras degustaban de unos dulces que habían comprando por el camino.

-Voy a extrañar esto-Dice Rhaeliz rompiendo el silencio-En Dragone Stone sere una prisionera-

-Yo me quedaré solo-contesta Aemond con tristeza en su tono.

-Vendré cada vez que pueda, y nos escribiremos mutuamente-Rhaeliz toma la mano del príncipe y este se queda mirando a la princesa en silencio. El príncipe Aemond se podía decir que solo con mirarla estaba completamente enamorado de la joven. Su corazón latía fuertemente al estar tan cerca de la princesa. Aemond no lo pensó dos beses y le dio un corto beso a la joven princesa. La cual en segundos ya se había sonrojado.

-Para que me recuerdes siempre-Dice el príncipe. Era el primer beso de ambos príncipes, y para ellos fue algo mágico.

-Nunca podría olvidarte-Contesta la princesa.

-Rhaeliz te traje un obsequio-Habla el príncipe mientras se saca una pequeña caja de su bolsillo -Ten, espero que te guste-dice entregándole la cajita a Rhaeliz.

La princesa abre la caja, y cuando logra ver lo que había adentro se quedó sorprendida. Ella no pretendía que el príncipe le hubiera regalado algo tan caro y fino, como lo era un collar de zafiro hermoso.

-Aemond no puedo aceptar esto, es...-La princesa es interrumpida

-Escuche que el zafiro es tu diamente favorito -

-Gracias Aemond, lo amé-la princesa le da otro corto beso a Aemond en los labios. El no, se esperaba otra acción de afecta. Lo que provocó que se sonrojara.-Nunca cambies Aemond, Siempre ten un gran corazón-

La princesa se da la espalda, y levanta su cabello para que el príncipe pueda poner su hermosos nuevo collar de zafiro.

El príncipe era algo duro con sigo mismo y con las demás personas. Pero alrededor de Rhaeliz todo cambiaba, sentía dolor cuando la trataba mal, sentia odio consigo mismo cuando la humillaba. Y ahora ya no pretendía dejarse llevar por su odio así mismo.

-Yo mataría por ti-Dice el príncipe de la nada. Rhaeliz lo mira confundida-haría lo que fuera por ti-

-Mi príncipe, jamás te pediría que mates por mi-

-Si alguien te hace daño, yo..-Rhaeliz lo interrumpe.

-Tu me proteja a mi, y yo te protejo a ti-

-a pesar de cualquier cosa-completa el príncipe.

En el techo que se encontraban había una parte cubierta de paja amarilla. Y ambos príncipes se decidieron acostar mirando a el cielo en el. Miraban las estrellas y se contaban historias sobre el significado de ellas. Hasta que sin darse cuenta ya habían pasado varias horas, y el cansancio les ganó. El príncipe y la princesa se habían quedado completamente dormidos.

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